Ahora que llegan las cuartas elecciones en España (cuatro de cuatro, cuatro en cuatro años) y arde Cataluña conviene detenerse en una proyección de Standard Chartered (LON:STAN), que ve una era de descontento. Las protestas se han multiplicado en geografías y contextos políticos desde el GFC. Es probable que el impulso de la protesta se mantenga fuerte, impulsado por la desilusión y el cambio tecnológico. Las redes sociales ayudan a difundir la indignación y lograr la movilización masiva.. Conviene recordar, en el mismo hilo, que hace un año los seis miembros del Consejo Asesor Mundial de PIMCO, un equipo compuesto por pensadores macroeconómicos de renombre internacional y antiguos responsables de la formulación de políticas, se unieron a los debates del Foro secular anual de PIMCO, donde abordaron los factores cruciales que podrían determinar la evolución de la economía mundial en los próximos tres a cinco años. Las opiniones del Consejo representan un elemento valioso en el proceso de inversión de PIMCO. ¿Es probable que en los próximos años asistamos a grandes acontecimientos o confictos geopolíticos? Respuesta: Como marco de reflexión sobre 2018, podemos echar la vista atrás algunas décadas y comprobar cómo, a veces, los años sin incidentes van seguidos de transformaciones geopolíticas sísmicas, tanto negativas como positivas. Por ejemplo, pongamos por caso el 1978, un año bastante anodino. Sin embargo, en 1979, la Unión Soviética invadió Afganistán, presenciamos la revolución iraní y la Guerra Fría se intensificó.
Pero, el Muro de Berlín cayó, y en pocos años fuimos testigos de los Acuerdos de Oslo, del Tratado de Maastricht y de la desaparición del apartheid. Desde este punto de vista, ¿puede presagiar 2019 un giro más oscuro de la situación geopolítica, o una evolución más positiva? Desde una óptica pesimista, el horizonte secular podría mostrar una escalada de tensiones con Corea del Norte, lo que provocaría una mayor desestabilización en Asia, al tiempo que un mayor número de países busca el liderazgo mundial de China. En Oriente Próximo, podríamos asistir al estallido de una «guerra caliente», en lugar de la «guerra subsidiaria» («proxy war») que presenciamos hoy en día.
Rusia podría invadir aún más Europa del Este y escalar su campaña de infiltración cibernética. Europa podría ser testigo del aumento del autoritarismo y de las presiones populistas. Desde una óptica optimista, podríamos observar negociaciones sinceras y fructíferas hacia la paz en la península de Corea, evoluciones más prometedoras y, posiblemente, un cambio de régimen en Irán, y quizás una tregua o un punto muerto en lugar de un conflicto activo en Siria. Europa podría responder a las presiones de Rusia y de otros países con una intensificación de sus esfuerzos de integración, por ejemplo, en favor de una política común de defensa e inmigración. En el horizonte secular, el entorno geopolítico tiende a evolucionar hacia una visión más pesimista, pero también existe un potencial real de que se produzcan logros históricos positivos en diversos ámbitos críticos. También en este horizonte, los participantes en el mercado necesitarán ampliar sus miras con el fin de tener en cuenta los cambios tanto geopolíticos como puramente económicos.
(De la conversación mantenida con uno de mis gurús favoritos)