Ustedes me dirán, “pero Jennifer”, ¿por qué hablas tanto de tus vivencias? Prefiero enseñar desde mis propias experiencias, intentando hacer que te imagines, por un momento, cómo han sido las diferentes etapas de mi camino al éxito, tal vez te pueda preparar de alguna forma para lo que viene, o si se quiere, influir en ti para que no cometas los mismos errores que yo.
Una de las tantas experiencias gratificantes que me ha aportado el trading después de tantos años, entre uno que otro fracaso, es la posibilidad de tener una excelente posición económica.
Pero esto trajo un problema, uno bueno de tener (ya vas a ver por qué digo que es un buen problema para tener), y es que después de cumplir con uno que otro capricho y gusto, me vi en la posición, por primera vez en mi vida, de tener holgura económica, es decir, después de cubrir mis gastos me queda excedente de capital.
El problema no es la holgura, si no dónde ponerla.
El universo no tolera un vacío, e inmediatamente lo completa con algo, así que, si no decides conscientemente dónde poner esa energía, por defecto conseguirás dónde ponerla, es decir, dónde gastarla, terminando casi siempre en cosas innecesarias.
Esto me llevó a plantearme una pregunta. Jennifer: ¿Te ves 40 años más haciendo trading? La respuesta fue: ¡Pero por supuesto! Amo lo que hago.
Ok, pero si tuvieras la oportunidad de poner pausa y hacer algo más, que te llene el corazón, alguna otra meta o un sueño loco que implique dejar por un tiempo tu ocupación, por ejemplo, viajar por el mundo, ¿de dónde vendrían los fondos para subsistir?
Ahí es donde digo: Ok, debo canalizar mejor esa energía, me refiero a mis excedentes de capital. La idea de simplemente acumularla en una cuenta de ahorros no es muy efectiva. Lo más sensato es invertir el dinero.
Para esto me dispuse a buscar activos en donde poder invertir a largo plazo, además que pudiera combinarlos en una cartera con diferentes tipos de riesgo, que ofrecieran buenos dividendos y que estos se pudieran reinvertir.
De esa manera surgió la idea de la “máquina de dinero”, un conjunto de activos en los que pudiera invertir y que, a largo plazo, los intereses, dividendos y ganancias de capital, pudieran cubrir mis gastos sin necesidad de tener que trabajar, para así poder dedicarme con tranquilidad a cualquier cosa que desee.
Para no quedarme solo en el relato, quiero compartir con ustedes un pequeño ejemplo de lo que es una máquina de dinero para una persona entre los 25 y 40 años, con un riesgo de moderado a alto. Invierto en “la totalidad del mercado de acciones USA” el 55% de mi capital, bajo el modo de “ETF o Indexado”, también invertiría un 35% en el mercado internacional y, finalmente, pondría el restante 10% en bonos del Estado.
Eligiendo estos activos, nos aseguramos al largo plazo, como mínimo, lo que dichos mercados logren.
Espero como siempre, que éste breve relato te aporte algo de valor y perspectiva de lo que puedes lograr en el mercado.
Hasta el próximo artículo.