En el fondo todo el mundo sabe que la primera regla para ganar dinero en los mercados es comprar barato. Y quitando en esta ocasión a la mayoría de los analistas —que se han quedado al margen de la subida—, todo el mundo sabe que cuando se compra barato es cuando las cosas están mal, porque cuando todo va bien, todo está caro. Un ejemplo que entiende perfectamente el inversor español es el de los inmuebles. Quien ha ganado dinero invirtiendo en pisos es el que lo ha hecho en plena crisis inmobiliaria, no cuando todo iba bien en la economía y los precios estaban por las nubes.
En las bolsas ocurre exactamente lo mismo. Pero también ocurre lo mismo que cuando uno va a comprar un inmueble en plena crisis inmobiliaria: que da mucho miedo. En las bolsas da todavía más, porque la evolución de los precios se publica a cada minuto del día, con lo cual las posibilidades de asustarse u obsesionarse se multiplican.
Existe una fórmula tan simple como sencilla de aplicar si uno no quiere perderse la oportunidad de comprar fondos de renta variable a buen precio sin por ello perder la salud. Y que en caso de equivocarse no sea algo que pueda perjudicar en exceso su situación patrimonial.
Quien mejor lo explicó fue el banquero JP Morgan (NYSE:JPM) cuando un cliente se acercó a verle y le dijo que era perfectamente consciente de que invertir en renta variable era lo más rentable a medio-largo plazo, pero qué cada vez que invertía su patrimonio en bolsa dormía mal. Quería saber cómo podía invertir y poder dormir tranquilo.
El banquero le contesto: “Vaya vendiendo poco a poco lo que tiene en renta variable y detenga las ventas la primera noche en la que duerma usted a pierna suelta”. No recuerdo si fueron exactamente estas palabras, pero esa era la idea.
La aplicación práctica de lo anterior es bien sencilla: dese de alta en su asesor financiero —que en mi caso obviamente le recomiendo sea Nextep Finance, la empresa que tengo el honor de dirigir— y a la hora de establecer su perfil de inversión tenga en cuenta que las circunstancias actuales son especialmente complejas. Es decir, responda de manera especialmente prudente. Más prudente de lo que lo haría en una situación normal. El resultado será una cartera más prudente de lo que le correspondería, pero dormirá tranquilo. Esto no tiene nada de poco ortodoxo, también hay que tener sentido común y comprender que estamos ante una situación realmente excepcional. Por encima de cualquier directriz está el sentido común.
Más adelante, si ve que duerme a pierna suelta, puede modificar en la aplicación el nivel de riesgo que desea asumir, contestando de nuevo a las preguntas de la forma que lo haría si no estuviéramos en medio de una crisis de esta magnitud. Y, a partir de ahí, limitarse a seguir los consejos que le iremos dando a través del servicio de notificaciones para ir comprando o vendiendo en función de las circunstancias y expectativas de evolución de los mercados.
Si piensa que a medio plazo —entre uno y dos años— habrá un tratamiento contra el virus que nos permitirá volver a la normalidad económica y, por lo tanto, a cotizaciones acordes con una situación normal, superiores a las actuales, actúe inicialmente como un inversor más conservador de lo que lo sería habitualmente.
Probablemente gane menos dinero, pero como dice el refrán, muchas veces “lo perfecto es enemigo de lo bueno”.