Artículo elaborado por Azad Zangana (economista europeo senior y estratega), Craig Botham (economista de mercados emergentes) e Irene Lauro (economista).
¿Descuentan los activos europeos una posible recesión?
Los anémicos datos macroeconómicos de la Zona Euro han generado inquietudes sobre si la unión monetaria podría estar camino de una recesión. Los indicadores adelantados continúan empeorando y existen indicios de que las turbulencias temporales en los mercados se están propagando por la economía. A pesar de la mayor debilidad del entorno económico, cabría preguntarse si los activos de riesgo europeos descuentan ya una recesión Los gestores de fondos ya están infraponderados, y la opinión de consenso entre los estrategas es favorable a esta tesis. Nuestro análisis muestra que el mercado de valores DAX sugiere que hay una probabilidad del 56% de que Alemania esté en recesión. Parece que una recesión ya está descontada. Como no prevemos una recesión, cualquier indicio de un cambio de tendencia debería provocar que los activos de riesgo europeos protagonicen un repunte y generen rentabilidades superiores.
Después de un año para olvidar, ¿uno para el recuerdo?
Existe un consenso creciente de que 2019 será un mejor año para los activos emergentes de lo que fue 2018. Dado que el índice general de renta variable cayó más del 14% en 2018, casi ninguna divisa emergente generó rentabilidades positivas y el índice Emerging Market Bond (EMBI) perdió un 5,3%. Esto, por lo menos, deja el liston en un nivel reducido. Sin embargo, cuando observamos los posibles catalizadores en el plano macroeconómico, la imagen resulta en cierto modo heterogénea.
La debilidad del dólar ayuda, pero la perspectiva sombría para el comercio y para China debería incitar a la cautela, y podría beneficiar a la deuda en detrimento de la renta variable.
Australia y China: mirando más allá del prisma de los recursos minerales
La relación económica entre Australia y China va más allá de la exportación de recursos: las tendencias más recientes muestran que la actual transición de China hacia una economía impulsada por el consumo ha contribuido significativamente a la expansión del sector servicios en Australia. Si bien esta transición se encuentra aún en una fase temprana, el papel predominante de China en las exportaciones de materias primas australianas persistirá y, por tanto, el dólar australiano mantendrá su dependencia hacia la actividad manufacturera de China. La divisa australiana seguramente seguirá haciendo las veces de barómetro del sentimiento del mercado hacia la economía asiática.