En primer lugar, demos las gracias a la Reserva Federal, al BCE y a otros bancos centrales mundiales por su respuesta a la pandemia del COVID-19. Luego también al Senado de Estados Unidos y los legisladores de todo el mundo. ¿Ya está? Pues ahora demos gracias por adelantado a Arabia Saudí.
¿Por qué? Gracias a los saudíes, la economía mundial tendrá algo extremadamente importante a lo que agarrarse para su recuperación cuando finalmente comience a resucitar tras la devastación del coronavirus: los bajos precios del petróleo.
Riad se ha convertido involuntariamente en una de las mayores fuentes de apoyo del mundo en esta pandemia al destruir en sólo tres semanas la estructura de precios del petróleo que tan duro ha luchado por defender durante décadas.
La jugada sorpresa se vuelve en su contra
Lo que comenzó como una jugada sorpresa de los saudíes para ofrecer a sus clientes actuales, así como a los potenciales, un suministro prácticamente ilimitado de crudo a precios más bajos —para poder cazar los mercados de sus rivales exportadores rusos y estadounidenses— está teniendo consecuencias desastrosas para el reino.
Reuters informó el jueves de que a Arabia Saudí le está costando encontrar clientes para el petróleo de más que está produciendo, al estancarse la demanda debido a la crisis del coronavirus y la subida de las tasas de flete.
Riad está trabajando para aumentar su producción de 9,7 millones de barriles al día hasta 12,3 millones de barriles al día.
Rusia también ha abierto completamente el grifo para enfrentarse a una auténtica guerra de producción y de precios contra la potencia petrolera de Oriente Próximo.
Reuters ha informado de que Royal Dutch Shell (LON:RDSb) (NYSE:RDSa) y los refinadores estadounidenses van a comprar menos crudo saudí, mientras que la finlandesa Neste (HE:NESTE) (OTC:NTOIY) no comprará ni una gota en abril.
Los refinadores indios esperan entregas retrasadas de petróleo saudí, mientras que los refinadores polacos aceleran sus compras, añade.
Y aunque las tarifas de flete para los cargamentos enviados desde el Golfo Pérsico hacia el Este habían bajado un poco el jueves, no se apartaron mucho del nivel de 6 dólares por barril de las últimas semanas.
Se “crateriza” la demanda de petróleo
Con el crudo estadounidense de referencia en torno a los 23 dólares por barril el jueves, una tasa de flete de alrededor de 6 dólares o menos seguiría suponiendo una prima de al menos el 25% sobre el precio fijo —que no es precisamente lo que nos gustaría pagar en un entorno en el que casi todos los viajes no esenciales han sido detenidos.
"Para decirlo con una sola palabra, la demanda de petróleo se ha ‘craterizado’", dice John Kilduff, socio fundador del fondo de cobertura energética de Nueva York Again Capital. "Las cifras de disminución de la demanda que se barajan rondan los 20 millones de barriles en un día. Eso es el 20% de lo que en su día fuera una demanda diaria de 100 millones de barriles antes de la crisis".
Para mayor granularidad, Goldman Sachs (NYSE:GS) prevé que la demanda mundial de petróleo, que se situaba en alrededor de 100 millones de barriles por día el año pasado, disminuirá en 10,5 millones de barriles al día en marzo y en 18,7 millones de barriles al día en abril.
En términos anuales, se espera que el consumo de petróleo se contraiga en alrededor de 4,25 millones de barriles al día, según el principal pronosticador de energía de Wall Street.
Kilduff añade
"Los saudís se están dando cuenta de que tienen un producto o mercancía que simplemente no pueden vender fácilmente. Hicieron lo que hicieron en un momento muy inoportuno y ahora están pagando por ello. Tienen la opción, por supuesto, de deshacerlo y volver a una producción más estricta. Pero están jugando al juego de la gallina con los rusos y ninguno de los dos bandos va a querer ser el primero en ceder, pues el orgullo juega un papel importante aquí también".
Egos en juego
Phil Flynn, analista de Price Futures Group, en Chicago, coincide con Kilduff en que los saudíes y los rusos han "dejado que sus egos decidan el rumbo del mercado del petróleo".
"En lugar de actuar responsablemente, han destruido cualquier pizca de credibilidad que tuvieran como estabilizadores de los precios del petróleo", explica Flynn.
Si bien es posible que el mundo no necesite más petróleo saudí ahora mismo, sin duda lo requerirá en el momento que pase lo peor de esta crisis económica provocada por la pandemia.
Por supuesto, Riad estará ansioso por cobrar el crudo que tiene al precio más alto posible.
Pero aquí está la trampa: el mercado de crudo ya ha perdido más del 50% en lo que va de año y podría no repuntar tan rápido como esperan los saudís. Si el deterioro causado a la economía mundial es tan extenso, la recuperación completa podría tardar hasta un año o más.
El repunte sigue siendo una incógnita
Kilduff dice:
"Creo que los saudís seguirán haciendo lo que están haciendo para destruir a los productores de petróleo de alto coste —es decir, los de petróleo de esquisto estadounidense— para poder obtener la mayor cuota de mercado posible. Estarán esperando, por supuesto, a un retorno de la demanda para poder administrar las reducciones de nuevo y obtener los precios que desean".
"Y ahí es donde se complica la cosa, porque nadie tiene ni idea de cuánto durará ni de lo grave que será la recesión prevista a causa de este virus. Si bien los bajos precios del petróleo son extremadamente estimulantes para la economía mundial, la demanda de crudo en sí misma está supeditada a demasiados factores matizados. Por lo tanto, la economía podría seguir beneficiándose y los saudíes podrían seguir perdiendo".
En ese caso, Riad merece nuestro agradecimiento por adelantado.