El dato de empleos de Estados Unidos correspondiente al mes de marzo fue realmente decepcionante, con una creación de puestos de trabajo que quedó en la mitad de las expectativas previas. La tasa de desempleo, sin embargo, quedó sin cambios en el 5,5%.
La cifra, que en principio no es positiva para la primera economía del mundo y mucho menos para el dólar, que naturalmente cayó -aunque modestamente- luego de la publicación, parece ser un alivio para la Reserva Federal (Fed). El organismo, desde hace más de un año, viene soportando la ansiedad de los mercados por un incremento de los tipos de interés que se mantienen sin cambios y en mínimos record del 0 al 0,25% desde diciembre de 2008.
La presidente de la Fed, Janet Yellen, ha reiterado en cuanta oportunidad hubo que va a existir una normalización de los tipos de interés cuando la evaluación de dos variables clave, la del empleo y la de la inflación, merezcan la toma de medidas.
Si bien el mercado laboral ha crecido en forma muy robusta en los últimos meses, con cifras mayores a los 200 mil puestos de trabajo mensuales durante más de un año consecutivo, la inflación se mantenido muy baja, en parte por la baja calificación de los empleos creados y también por los bajos precios del petróleo.
Los números conocidos el viernes le da una razón más a la Fed para no mover la tasa de interés. El organismo se ha mostrado muy prudente en este sentido, y es evidente el temor a echar por la borda el crecimiento que ha obtenido la economía norteamericana después de un gran esfuerzo como el que llevó a cabo inyectando billones de dólares durante varios años a través de distintos planes de estímulo.
El dólar, en este contexto, inicia la semana con una baja no muy pronunciada pero visible, al tiempo que sus rivales comienzan a salir de un ciclo bajista de gran tenor. Los movimientos del viernes, que favorecieron al euro, la libra esterlina y el yen no alcanzan para cambiar el rumbo bajista principal de estas, pero sí para generar correcciones de importancia que pueden extenderse al resto del día.
Los cruces del dólar ante estas divisas presentan sendas figuras de continuación de tendencia en contra de la moneda norteamericana. De este modo, el euro podría alcanzar 1,1025, máximo del viernes, sin mayor esfuerzo, al tiempo que la libra podría acercarse a 1,50. El yen, en tanto, deberá superar 118,90, primer soporte, para extender sus ganancias. El quiebre de 119,25 podría terminar con su corrección alcista.
La caída del dólar además fue aprovechada por el petróleo, que en los futuros del Brent supera los 56 dólares, y por la onza de oro, en máximos de un mes, y cerca de 1225 dólares. La recuperación del petróleo le dio a su vez fuerza al dólar canadiense, que tiene una dura prueba esta semana ante los anuncios de política monetaria del Banco de Canadá (BoC), y al peso mexicano, que se aleja de sus mínimos de 6 años que tocó el mes pasado.
La agenda del día destaca la publicación del ISM de servicios en Estados Unidos, a las 10:00 del este.