Con solo leer el título, más de uno habréis pensado qué hace un artículo de este tipo en un lugar donde en teoría suele hablarse de inversiones, bolsa, acciones, dividendos y demás conceptos. Tendemos a negarnos una y otra vez que la parte emocional tiene un peso enorme en la operativa, aunque más que negación yo diría que es pereza. Además, sabemos que hablar de emociones en el mundo bursátil no es muy divertido, pero convivir con la incertidumbre y la toma de decisiones suele ser un poco tedioso, ¿cierto? Por eso en estas líneas quiero transmitir, desde mi punto de vista y experiencia personal, lo interesante que puede llegar a ser el redactar un diario emocional.
¿De verdad existe algún trader que realice un diario emocional para mejorar su desempeño en los mercados?
Sí que los hay. Y cada vez más. Lo recomiendo con fervor a todos los que sois principiantes y también a todos aquellos cuya operativa tenga una carga de estrés importante, como el scalping o la gestión de grandes capitales. Para los más escépticos, he de advertiros que gran parte de vosotros estáis ahora mismo bajo el control de vuestro ego, ese que con total seguridad intentará disuadiros del tema, argumentando que apuntar las emociones es una chorrada y a saber qué brebaje se ha tomado hoy el que suscribe.
No, no es que hoy me haya levantado inspirado y quiera motivaros a iniciar un diario emocional. En mi caso, llevo escribiendo y auditando mi gestión emocional desde que un día detecté que no operaba con fluidez y que con frecuencia cometía el mismo tipo de errores. Era curioso porque podía preverlos, siempre eran los mismos. No tenían que ver con el sistema, la ejecución o aspectos técnicos, sino con la relación que yo mismo tenía frente al riesgo. Aquella situación hacía que la gestión de mi cuenta se estuviera yendo de las manos, hundiéndome poco a poco en mi propia destrucción como trader.
Y llegó el día en que decidí tomar las riendas de mi gestión emocional y como no sabía hacerlo de otra forma, comencé a monitorizarme. ¿Qué dices? ¿cómo? Sí, eso es. Decidí incorporar un nuevo personaje o elemento a mi jornada de trading, fue ni más ni menos que mi propio observador interno. Algunos seguiréis pensando que el brebaje que me he tomado es de los duros, pero más duro es terminar cada jornada enfadado con uno mismo, negándose una y otra vez que está fallando por no controlar sus impulsos y eso deriva a condicionar las decisiones, esas que provocarán los resultados finales.
Anotar las emociones, ¿en serio?
Y yo digo, ¿por qué no? Igual que llevas un registro de operaciones, no sé por qué ves tan raro el describir cómo te sientes antes, durante y después de la sesión. En el artículo titulado ¿Auditas tu desempeño en los mercados? trabajamos a fondo la importancia de auditar las operaciones y no menos importante es recoger en un formato útil, fiable y dinámico qué sucede en tu interior cuando estás ante las pantallas. Para poder lograrlo partimos de tu firme convicción por lograrlo. Es imprescindible que tengas interiorizado que va a ser algo importante.
De nada sirve tomar notas si no las revisas periódicamente. Gracias al trabajo diario basado en recopilar datos útiles, en esto cada uno ha de comprobar qué cosas aportan valor y cuáles no, lograremos detectar qué causas provocan que aparezcan conflictos internos y podremos ejecutar un plan de acción. Una ayuda externa y especializada te ayudará a maximizar la eficacia del proceso. Es un ejercicio de disciplina cuyos resultados son palpables; lograrás levantar la moral, recuperar la confianza y lo más importante, tener el control de la operativa de forma consciente, limitando la intromisión de tus saboteadores internos.
Estoy seguro de que más de un lector seguirá pensando que no es importante auditar la gestión emocional, que operando sin prestar la debida atención va a lograr controlar los impulsos y miedos, os entiendo perfectamente, yo era uno de ellos. No pasa nada, más adelante buscaréis a gente que hable de gestión emocional, leeréis mucho sobre el tema y el principal objetivo será encontrar la forma de controlaros a vosotros mismos. Tal vez pediréis ayuda como hice yo, os aseguro que será un ejercicio trasgresor y tal vez osado. Intentaréis controlar y acallar de una vez la vocecita del compañero que coexiste en vuestro interior, el ego. Yo lo hice y ahora nos llevamos bien, somos colegas y se ha convertido en una herramienta importante dentro de mi trading. ¿Por qué? Porque en primer lugar detecto cuando aparece, leo su información y por último y más importante, lo utilizo a mi favor.
Cuesta mucho llegar a ese punto, es cierto, pero todo comienza con un papel, bolígrafo y muchas ganas por lograr el preciado autocontrol que os servirá para el trading y más importante, para mejorar y optimizar vuestras decisiones fuera de él. Y ahora… ¿recordáis dónde guardasteis vuestro diario emocional?