Me encontré en la noche de la Ópera a un viejo amigo cuando la magistral actuación de Juan Diego Flórez, considerado el tenor belcantista de referencia en los principales teatros del mundo, ya había terminado.
Refresco en mano, abordó de inmediato los sucesos y movimientos del mundo de las finanzas y de la Bolsa: "¿Ha montado ya Paramés su gestora?", me preguntó. "Está en ello. Tardará poco", le dije. "Si sabes algo, avísame, porque me iré con él, como antes lo hice, antes de su ruptura con Bestinver. Es imposible ganar dinero, me están dando hostias por todos los lados. Si esto pasa con tipos negativos imagínate cuando suban", añadio. "Quizá ahí esté la solución, en llevar los tipos largos a niveles promedio muy bajos, pero suficientes para atajar los brotes inflacionistas que se perciben y, principalmente, para mejorar las cuentas de un sector bancario que anda dando bandazos a nivel global", le dije. "Percibo", finalizó, "que el dinero tiene miedo. Pero no es un miedo al miedo, como sucedió tras la Crisis de Lehman. Es miedo a que te la peguen. He decido comprar un par de pisos. Algunos amigos míos han decidido lo mismo. A ver si nos vemos con más frecuencia". Era la una de la madrugada. Nos dimos un abrazo cordial, como siempre.
Y esto me recuerda dos artículos de lacartadelabolsa: "Estamos atrapados, los refugios están llenos y son muy caros ¿Qué hacemos?"
Estamos atrapados en la trampa de liquidez. Difícil salir de ella, porque sus creadores, los bancos centrales, supieron hacerla, pero desconocen cómo salir. La Represión Financiera nunca alcanzó un nivel tan alto. El desconcierto entre los participantes en los mercados jamás llegó a marcar registros tan altos ¿Cómo con tipos de interés de los instrumentos financieros tradicionales tan bajos, incluso con retornos negativos, se suben a los cielos los activos de riesgo, en el caso concreto de la Bolsa española? Por el miedo, un miedo atroz a las turbulencias en las Bolsas, muchas de ellas anotando desplomes de consideración. Por eso, vuelve la burbuja inmobiliaria a muchas zonas del Reino de España. Informaciones solventes destacan que vuelve a comprarse sobre plano y que todas las viviendas nuevas construidas están vendidas. Es algo que desaconsejamos a nuestros clientes. El alza de los precios de los inmuebles, que se registran en determinadas áreas no tiene razón de ser, porque aún no se ha apagado el fuego provocado por la burbuja anterior. Aconsejamos, ahora más que nunca, esperar y ver. Hay factores políticos y geopolíticos, que conviene analizar con detenimiento", me dice B.T. analista londinense, que me envía el siguiente enlace:
Entre 1995 y 1999, el índice S&P 500 registró una racha de cinco años consecutivos en los que generó un retorno total superior al 20%. Russ Koesterich, responsable de asignación de activos de BlackRock (NYSE:BLK), recuerda aquellos tiempos porque “hace 20 años invertir era mucho más fácil”. Bien es cierto que el S&P 500 ha generado un retorno medio cercano al 13% entre 2009 y 2015, pero “muy pocos confundirían los últimos siete años con los finales de los 90”, indica el experto, que además considera improbable que el indicador aguante este ritmo “en los próximos siete años”.
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Hay Más:
Después de un año cargado de incertidumbres políticas, sustos en bolsa y, sobre todo, mucha volatilidad, la tentación de invertir los ahorros en algún refugio para irse tranquilo de vacaciones es casi irresistible. Si está pensando en hacerlo, tenga cuidado y sea muy selectivo: JP Morgan (NYSE:JPM) considera que empiezan a ser demasiado caros.
2016 ha sido un año de sobresaltos y mucha volatilidad en la que la renta variable se ha movido al son de la incertidumbre de turno (crudo, brexit, bancos centrales, etc). Los mercados están atravesando un escenario tan complejo que los propios gestores prefieren pecar de cautela y muchos inversores no saben qué hacer con sus ahorros. Tal es así, que la liquidez en cartera se encuentra en máximos de 15 años, mientras que la negociación en renta variable cayó en julio un 40% respecto al mismo periodo del pasado año.
En este contexto, con el brexit aún reciente, el tradicional descenso de la liquidez en agosto y la incertidumbre política garantizada para el resto del año (referendum en Italia y elecciones en EEUU), no es de extrañar que expertos y analistas estén dando un sesgo defensivo a sus carteras. Sin embargo, JP Morgan considera que el mercado ha sobrerreaccionado y que los llamados activos refugio comienzan a ser demasiado caros tras la avalancha de dinero que ha entrado en ellos en las últimas semanas.
En declaraciones a la CNBC, Stephen Parker, director de soluciones temáticas de JP Morgan, advirtió de que, si bien tiene sentido tener cierta exposición en cartear a algún activo refugio, “es necesario ser cauteloso” con este tipo de inversiones, tras el fuerte rally vivido en los últimos meses.
Según el experto, los dos activos refugio por excelencia, el oro y la deuda pública, están viviendo unas escaladas alcistas difíciles de justificar y que ha dejado los precios en niveles muy poco atractivos. Por una parte, el metal dorado se ha encarecido en un 25% desde comienzos de año, hasta los 1.341 dólares. Por su parte, la deuda europea ha seguido abaratándose presionada además por el programa de compras del BCE. De hecho, la rentabilidad del bono español a 10 años ronda mínimos históricos.
Parker también considera que los valores defensivos ya no están baratos, especialmente en EEUU donde sectores como el consumo básico cotizan con un PER de 22 veces, frente a su media histórica de 20 veces. El experto tampoco ve atractivo en empresas como las utilities.
En este entorno, Parker aconseja asumir algo más de riesgo y buscar oportunidades, pero sin perder de vista que la volatilidad persistirá en los mercados. Entre sus apuestas figuran los valores cíclicos con balances sólidos, cuyos resultados puedan servir de catalizador para la acción y que no vayan a dar sorpresas desagradables al inversor por su excesiva deuda.
El experto también ve atractivo en los mercados emergentes, que están registrando una avalancha de entrada de fondos. Aunque en este caso el inversor debe saber muy bien dónde está metiendo su dinero, tener en cuenta la incertidumbre política y medir con cuidado los riesgos que se asumen en cada una de estas economías.