El mercado de divisas: ese rey de los bandazos que, en lo que va de año, ha hecho que otros mercados, como es el caso del petróleo, se tornen estables, bajo las señales y conclusiones que son extraídas de nuestra percepción, como ocurre con cualquier fenómeno. Quizás en esto no ayuden la presión constante que emana de la importancia mediática de los datos macro, así como las novedades políticas que emergen de los bancos centrales y, en definitiva, la arena política.
El euro, nuestra divisa desde primeros del presente milenio, ve cómo se acelera su corrección y se tiene que enfrentar a la que puede ser sea la mayor caída de 2017 Siendo más precisos, debemos remontarnos al ecuador del último mes del pasado ejercicio, para observar con objetividad esta bajada, que roza el punto porcentual, situando el precio hasta los 1,06$ y distanciándose de los máximos a los que ya comenzábamos a acostumbrarnos, como fueron los 1,0828$ que llegó a marcar la divisa comunitaria la semana pasada.
Debemos analizar, en primer lugar, la situación política en Europa, que atraviesa por algunos momentos clave, que reducen la confianza. Es considerable la relevancia de las subidas de las primas de riesgo de Grecia y Portugal, así como la recapitalización de la banca italiana y la consecuente incertidumbre, ante unas elecciones anticipadas, tras el referéndum fallido sobre la reforma constitucional en el país. Pero, más importante aún, es el crecimiento de los euroescépticos en países tan importantes como Francia, donde las últimas noticias hunden en un escándalo difícilmente sepultable al candidato favorito para derrotar a Marine Le Pen, François Fillon.
Por ello, no debemos obviar la incertidumbre generada por estos hechos, a los que se suman las sorpresas electorales de 2016, como fue el referéndum del Brexit. Nadie imaginaba que personajes tan pintorescos de la política mundial como Álvaro Uribe, Beppe Grillo, Jeremy Corbyn y, especialmente, Donald Trump fueran a plasmar sus objetivos en la realidad de las democracias liberales dentro de este mundo globalizado. Pero así ha sido. Los discursos contrahegemónicos, en estos casos en particular, se han fundamentado en un miedo infudido por sus mismos titulares: el temor a que no seamos capaces de superar el drama, a través de las recetas que ofrece la misma clase política que no ha conseguido superarlo hasta ahora. Esto ha sido clave.
Sin embargo, no olvidemos la influencia que parte del epicentro estadounidense, al otro lado del charco, ya que esta nueva caída sucede tras la reunión de la Fed con el nuevo presidente estadounidense, en la que el ambiente que imperó fue tremendamente menos conflictivo del que se cabría haber esperado, rescatando la opción de una subida de tipos de interés en el próximo mes de marzo, que derivaría de la continuidad en el crecimiento actual de las cifras de empleo y la media de salarios.
Más allá de la incertidumbre que generó la elección e inauguración de Trump al mando de “la nación de la libertad”, cuando algunas voces pronosticaron una crisis del dólar, que elevaría al euro a cotas mucho más altas que las que ha alcanzado en realidad; el mercado de divisas vuelve a sus bandazos y deja al euro a las puertas de mínimos.