Estás preparado. Has ganado como amateur con tu Demo. Tienes una técnica depurada. Una estrategia sencilla pero fiable. Eres constante, firme, voraz. Tus rentabilidades son envidiables. Es la hora de jugar en real, con los grandes. Los amateur poderosos, los profesionales, los killers, los fondos. Ahí ya no hay culturas ni fronteras. A nadie le importa que seas blanco, negro, chino o pakistaní.
Tu trackrecord es tu credencial. Estás motivado. Crees en ti. Confías en lo que haces. Nadie apuesta por ti. Sólo tú. Entiendes el precio y el valor. La gestión. Las emociones. Pero llega el mercado y te sacude. Fuerte y sin piedad. Tu gráfica hace dibujos que nunca antes habías visto. Sudas y suspiras. Dudas y rezas. Te alejas. No sabes qué sucede. Has tenido mala mañana y has perdido un 20% de tu parné. Es duro y no sabes a dónde acudir.
Analizas de nuevo tus artes. Rectificas y afinas. Desarrollas un instinto diferente y activas tu concentración. Amigo, esto es peor que el boxeo. Más quisieras combatir y ganar dinero aunque hayas perdido. Aquí pierdes de verdad. La partida y el dinero. No tienes manager ni entrenador. Estás sólo. Es duro luchar contra uno mismo. Contra una pantalla negra que refleja tu rostro de sufrimiento. Perder fría y rápidamente no está en tu patrón de conducta.
Tranquilo, no es culpa tuya. La sociedad te ha educado así y has de encontrar el lado bueno. Es difícil cuando el resto está en el lado malo y te empuja en riada a la pérdida y la complacencia. Ahora has de asumir y volver a empezar con púgiles nuevos y novatos. A entrenar sólo pagando tus pérdidas. Sólo así podrás pegar fuerte. No llores ni justifiques tus derrotas. Asume que no estás preparado. Levántate y haz el trabajo adecuado sin quejas. Ahora sí que has aprendido el camino. Depende de ti no despistarte y caer en la provocación de lo fácil..