El ruido en torno a las elecciones de los consejos locales del Reino Unido pone de relieve el hecho de que, en el ciclo de medios de comunicación con la velocidad del rayo de la actualidad, no todas las elecciones tienen la misma importancia.
Los expertos están tratando de defender la postura de que una amplia victoria para el partido conservador de la primera ministra, Theresa May, sugiere una amplia victoria en las elecciones generales del 8 de junio. Sin embargo, sospechamos de que esta última votación se centra más en los problemas locales y menos sobre el Brexit. Hacer una extrapolación a un sentimiento más amplio de los votantes es difícil, especialmente dada la baja participación.
Sin embargo, en el corto plazo, ¿por qué no operar en el sentimiento? Un desempeño sólido de los conservadores debería equivaler a la posibilidad de una mayoría significativa en el voto nacional del próximo mes. Si May recibiera semejante mandato electoral, esto debería potenciar la posición del Reino Unido de cara a las negociaciones sobre el Brexit. Descartaríamos la excesiva publicidad y seguiríamos creyendo que la actual retórica dura (una cuenta de divorcio de 100.000 millones de libras) no representa el probable resultado final.
Los indicadores fundamentales del Reino Unido siguen siendo sólidos ya que los datos del índice PMI compuesto sugieren un fuerte impulso del crecimiento en el segundo trimestre (abril subió a 56,2 desde 54,8 y por encima del 54,5 previsto) pero reconocemos que ese PMI predijo de forma exagerada el rendimiento del crecimiento del primer trimestre.
Las predicciones de una paralización en el comportamiento del consumo de los hogares y o empresas no se han verificado. Por último, la devaluación de la GBP continúa entregando dividendos a los exportadores y la industria manufacturera. Por lo tanto, seguimos siendo optimistas sobre la GBP, especialmente contra el EUR y el JPY.