Si usted sigue los mercados con relativa frecuencia es probable que no entienda una razón lógica por la cual un analista opina sobre lo sucedido. China ha sido para los analistas la peor de las pesadillas, generando mil escenarios posibles, todos negativos, y poco más que el final de un ciclo que trascendería a medio mundo civilizado. Pasados unos días, las opiniones dramáticas se sosiegan y se inicia un tímido optimismo con un relativismo sobre lo acontecido.
Descuiden, les entiendo. No están locos ni el mundo financiero lo protagonizan pistoleros. Sepan, que el corto plazo es para suicidas por las volatilidades que acontecen. Así mismo, el largo plazo, como decía Keynes, todos muertos.
Si de verdad quieren conocer con rigor y claridad el mundo bursátil, apéense en el medio plazo, esa zona de relativo confort donde todo sucede ni demasiado rápido ni demasiado lento para que pueda entender, saborear y disfrutar de este mundo.
No denuesten a los analistas por apocalípticos que sean, sólo se emocionan por la rapidez de lo que acontece en el movimiento del dinero en sus pantallas, y eso lleva a decir cosas que no son del todo real. Forma parte del show.
Hagan uso del mejor de los sentidos, el criterio objetivo, y no se deje llevar por sentimientos y artículos. Créanme, los mejores ni están ni se les ve, y cuando aparecen, nadie les esperaba. Suele ocurrir así, muy humano y muy social. ¡Qué horror!