Es así como funciona la cosa. No se rasquen ni hagan muecas. Como si estuvieras en un cruce de calles y unos tipos en cada esquina corearan tu nombre, cada cual con más intensidad y emoción, en diferentes lenguas y con sombreros de bombín si me apuras.
¿Qué haces? ¿A dónde vas? ¿Qué te hace decidir por uno u otro? ¿Por qué hoy? ¿Estaré a la altura? ¿Quiénes son? ¿Serán malos? Aquel me suena, pero el otro me fascina ¿me paro y reflexiono? No, llegaré tarde si no me apuro...y así hasta llegar a la nada, a la más completa confusión atolondrado por tu propia cabeza que no para de mandar mensajes confusos e inconexos sin explicación racional alguna.
Así va esto, y no precisamente como el mundo de la calle, del colegueo, del aquí te pillo, del atajo o del piadismo. Nada que ver con azicalarse y bañarse en channel para presumir e impactar.
Aquí solo están los que ganan, los que aguantan, los que piensan y esperan, los que aprenden del castigo y lloran en silencio ardiendo de ansiedad.
La vida es dura, claro que sí, pero en la bolsa te cuesta dinero cada fallo, cada despiste, cada cagada. No hay compañeros que comprendan y se asocien contigo, nada que ver con lo de tu pueblo querido. Aquí se trata de jugar a perder donde pocos ganan, y lo de reclamar no está en las actas del juego, caballero.
Váyase usted al pueblo a fardar de como funciona esto, pero el mercado te recuerda siempre si eres bueno o eres el más patán a bofetadas onerosas.