Me dice A. G., gestor jubilado de la Bolsa española, que "se están produciendo cambios importantes en la industria de la intermediación bursátil y financiera española. Cambios en la calidad y en la cantidad. El más llamativo es el constante ir y venir de los denominados gestores value, que representan a los fondos de autor, en radios, periódicos, televisiones e internet, cuando desde siempre han permanecido en el anonimato, sin enseñar, nunca, el rostro a lectores y televidentes. El secreto estaba en la masa y en sus rostros".
"Algunos escribían rara vez en periódicos económicos o generalistas de máxima audiencia. Los llaman gurús, pero no son gurús. Son gestores que han tenido éxito. Lo de gurú es la asunción de un término anglosajón, que encarnan figuras como Warren Buffett o el filántropo Soros. Quienes seguimos desde hace más de 50 años la bolsa sabemos que estos gurús españoles nunca manejarán ni los fondos de los dos personajes citados (en el mundo anglosajón hay muchos más) ni abarcarán los mercados que estos abarcan. Entonces, ¿hay gurús en la bolsa española? Por supuesto. Pero el público no los conoce. Actúan en la sombra, fuera de focos, de cámaras y de periódicos".
"¿Y por qué este cambio? Primero, porque todos copiamos a los gestores de EE.UU., muy dados a aparecer diciendo boutadas en televisiones y medios. A mayor burrada, mayor audiencia, aunque el éxito de sus recomendaciones sea muy pobre. Segundo, porque todo cambia. La industria de la desintermediación bursátil está muy jodida, cada vez más jodida. Ya nadie vive de la sopa boba, que brindaba el corretaje. Ahora hay que darse a conocer, engordar el patrimonio administrado y vender los éxitos al mismo tiempo que se ocultan los fracasos. Lo de siempre".
La vuelta de Paramés al ruedo de la gestión de fondos, la irrupción en este negocio de otros talentos, con fondos de autor y altas rentabilidades, la estrechez de la Bolsa española y, lo más importante, las dificultades para sobrevivir en el mundo de la intermediación financiera (obtener comisiones y corretajes) ha creado un totum revolutum en las últimas semanas entre las gestoras nacionales. Un día sí y otro, también, aparecen en medios hablados y escritos nombres de gestores estrella, los Messis de las nuevas finanzas (o los Ronaldos).
Una guerra a cara de perro: ¿Quién es el más guapo? ¿Quién el más alto y esbelto? ¿quién la tiene más grande (la gestora de fondos, claro)? A nuestro despacho llegan clientes seducidos por la propaganda: ¿A quién confío mi dinero? ¿Has oído hablar de Fulano? ¿Y de Mengano? ¿Acaso es mejor Zutano?
Yo siempre digo que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras y que esta no es nuestra guerra...
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El revival del sesgo value se originó en el difícil arranque de año que tuvo 2016. Durante el año pasado, el value no sólo se recuperó desde sus mínimos de 2015, sino que batió al growth por el mayor margen visto en una década. Hace ahora doce meses, se reunieron en Franklin Templeton Investments para debatir sobre este asunto Norman Boersma (director de inversiones de renta variable), Cindy Sweeting (directora de gestión de carteras) Heather Arnold (directora de análisis y gestora) y Tucker Scott (gestor y analista). Estos expertos se han vuelto a juntar para identificar las nuevas oportunidades de inversión, y han llegado a la conclusión de que están fuera de EE.UU.
Entre las razones que esgrimen para justificar esta afirmación figura la constatación de que las acciones no estadounidenses con sesgo value están infravaloradas, a pesar de haber batido en rentabilidad a las estadounidenses. A esto se añade “la fuerte relación histórica entre el value y las acciones no estadounidenses”; en las últimas dos décadas, cada vez que las acciones no estadounidenses han batido a las estadounidenses ha sido por la recuperación del value.
“Hay varias explicaciones posibles a esta relación. Estas incluyen una presencia típicamente más alta de sectores cíclicos en mercados fuera de EE.UU. y un nivel generalmente más elevado de apalancamiento operativo en estos mercados, atribuible a costes fijos más altos y menos flexibilidad laboral. Adicionalmente, creemos que el reciente descuento por valoración solicitado a las acciones no estadounidenses con una mayor percepción de riesgo crea un mayor margen para la revalorización”, detalla el equipo liderado por Boersma.