Esta paradoja, básicamente cuenta que al poner a un asno entre dos montones de heno de igual tamaño y cantidad, le entra una duda existencial tan grande sobre cuál comer que al final se acaba muriendo de hambre debido a la indecisión.
Esta idea viene de Aristóteles, y voy a tratar de poner ejemplos donde lo podemos encontrar frente a los mercados.
La indecisión es un aspecto muy común cuando se empieza en el trading, incluso cuando se lleva ya un tiempo frente a los gráficos. Una vez has estudiado y analizado los parámetros por los que consideras que el precio se mueve en una dirección determinada, y dónde puedes encontrar ventanas de alta probabilidad, puedes comenzar a operar. Cuando estudiabas todo parecía más sencillo, los precios muchas veces cumplían los escenarios que planteabas. Ahora, cuando te enfrentas a ellos con dinero real, te das cuenta de que ya no ves los gráficos con tanta claridad, y las operaciones que antes metías con mucha seguridad, ahora te generan dudas.
Te encuentras en la situación de que tu sistema te da entrada al mercado. En demo le habrías dado sin dudar, pero ahora en real te entran dudas. Empiezas a ver fantasmas, dudas que antes no se te generaban en tu análisis. Dudas entre entrar o no, y esa indecisión hará que, posiblemente, muchas operaciones sistemáticas se pierdan, y que otras fuera de tu sistema acaben entrando debido a las emociones que suscita el no haber entrado al movimiento analizado.
Es complejo el trading, sobre todo cuando tu cerebro considera la siguiente operación como una amenaza. El sistema y la gestión monetaria ayudan a evitar la indecisión, pero sobre todo el tiempo y la experiencia. El único camino es siempre operar bajo reglas, y cuando se den darle al botón. Pase lo que pase en ese caso, tu trabajo como trader estará bien hecho.