- Al recuperarse los precios del petróleo, ExxonMobil y Royal Dutch Shell son dos buenas opciones para los inversores a largo plazo, pues estos gigantes están reparando su balance general y reduciendo la carga de la deuda.
- ExxonMobil está en una posición mucho mejor para aprovecharse de las perspectivas de mejora de la industria debido al volumen y la calidad de los activos.
- Shell, sin embargo, ofrece una rentabilidad por dividendo muy jugosa, pero el crecimiento de las ganancias se ha estancado.
Los precios del petróleo se han estabilizado en más de 60 dólares por barril, así que es el momento adecuado para que los inversores de renta echen otro vistazo a algunas de las principales empresas de energía del mundo para analizar si ofrecen algún valor tras emerger de la última crisis del petróleo.
El desplome de los precios del petróleo que comenzó a mediados de 2014 obligó a las empresas de petróleo y gas como ExxonMobil Corporation (NYSE:XOM), Royal Dutch Shell (NYSE:RDSa) y (NYSE:RDSb), a reestructurar sus operaciones, reducir costes y ser más eficientes.
En el proceso, algunas empresas han creado valor a largo plazo para los accionistas que no perdieron la fe en la capacidad de gestión de sus empresas. Exxon y Shell son los dos gigantes de la industria que han experimentado drásticas reestructuraciones durante los últimos cinco años y están ahora bien situadas para poder beneficiarse de la subida del precio del petróleo.
Entre estos dos gigantes del petróleo, ¿cuál es la mejor opción de compra ahora mismo para los inversores de renta?
Rendimiento de las acciones
Es difícil proclamar un ganador si nos fijamos en el rendimiento de las acciones a cinco años de Exxon y Shell. Ambos valores están prácticamente en los niveles en que cotizaban hace cinco años. Las acciones de Shell, sin embargo, no han ofrecido un buen rendimiento durante la mayor parte de este período debido a su balance general altamente apalancado, que ha asustado a los inversores.
De hecho, a principios de 2016, los inversores estaban tan preocupados por el futuro de la empresa que hicieron descender el precio de sus acciones hasta mínimos de una década.
Durante el peor momento de la última crisis del petróleo, Shell accedió a adquirir BG Group. Esta medida, valorada en aproximadamente 50.000 billones, contribuyó a aumentar la carga de la deuda de la empresa en más del 50% en 2016. Esta disminución del rendimiento de sus acciones por fin ha finalizado.
El precio por acción de Shell alcanzó el de Exxon durante el último trimestre de 2017, gracias a la agresiva estrategia de reducción de deuda de la compañía, respaldada por sus planes de vender activos por valor de 30.000 millones de USD.
Las acciones de Exxon, por otro lado, lidiaron con el último descenso de los mercados energéticos mejor que muchos de sus colegas del sector del petróleo y el gas. La tremenda escala de la compañía y su diversificación de activos fueron los dos principales factores diferenciadores que respaldaron su cotización.
La dominante posición de la empresa en industrias trasformadoras, suministradoras y químicas la ayudó a seguir siendo rentable incluso durante las recesiones y períodos de gran consolidación del mercado de materias primas.
Rentabilidad por dividendo
Es difícil hacer caso omiso de la muy atractiva rentabilidad por dividendo del 5,2% de Royal Dutch Shell frente al 3,6% de las ganancias de ExxonMobil. Pero un mayor rendimiento también puede ser señal de peligro.
Una rentabilidad por dividendo elevada no nos dice nada de una empresa a menos que venga acompañada de unos sólidos fundamentos de negocio, fuertes flujos de efectivo y la capacidad de la empresa para sobrevivir en un duro entorno competitivo. Royal Dutch Shell no ha visto recortado su dividendo desde la Segunda Guerra Mundial, una hazaña impresionante difícil de igualar.
Al mismo tiempo, sin embargo, la empresa ha pagado el mismo dividendo, 0,47 USD por acción, durante los últimos 15 trimestres consecutivos.
Por el contrario, los dividendos de Exxon han aumentado cada año, más de 30 años consecutivos, a pesar de operar en un sector altamente volátil. Este logro dice mucho sobre la calidad del balance general de la empresa y su capacidad de generar mayores ingresos para los accionistas. El dividendo anual de Exxon se sitúa actualmente en 3,06 USD, lo que supone un crecimiento anual de aproximadamente el 6% desde 2013.
¿Qué empresa ofrece el mejor valor para tu bolsillo?
Para los inversores de renta a largo plazo, las dos empresas tienen diferentes atractivos. Para un alcista del petróleo, la jugosa rentabilidad por dividendo de Shell es digna de tener en cuenta, sobre todo porque los esfuerzos de la compañía por reparar su balance general están dando sus frutos. Si los precios del petróleo siguen siendo robustos y mejoran a partir de aquí, Shell tendrá una gran base de activos desde la que producir flujos de efectivo constantes con un potencial de crecimiento de los dividendos.
Puede que el rendimiento de Exxon no sea tan tentador, pero la empresa es uno de los mejores operadores en el negocio del petróleo. Su balance es robusto y la empresa tiene en marcha un gran plan de crecimiento. Exxon tiene la intención de gastar 50.000 millones de USD en proyectos de Estados Unidos en los próximos cinco años, pues se beneficia de las reducciones de impuestos de sociedades del presidente Donald Trump.
Shell sin embargo está en una buena posición para aumentar sus ganancias tras la adquisición de BG Group, que ha engordado los activos de Shell dando lugar al mayor comerciante de gas natural licuado del mundo. Si se busca un alto rendimiento, Shell ofrece una buena relación riesgo-recompensa.
Pero si se busca estabilidad y crecimiento de dividendos, Exxon parece ofrecer ambas cosas ahora mismo.