Las autoridades de la Reserva Federal se dedicaron la semana pasada a difundir el evangelio de la inflación transitoria. Todo el mundo está preocupado por el ritmo acelerado de las subidas de precios, excepto las personas que pueden hacer algo al respecto.
¿Por qué? ¿Qué saben que el resto de nosotros no sabemos? Saben que Jerome Powell no será reelegido como presidente de la Fed si sube los tipos de interés justo cuando el presidente Joe Biden está tratando de conseguir que el Congreso apruebe un aumento de billones de dólares en gasto público. Nosotros también sabíamos eso, pero creíamos que no importaba.
Aparentemente sí que importa dado que los responsables de política monetaria de la Fed afirman y aseguran —sin ninguna evidencia— que el fuerte aumento de la inflación es temporal.
El vicepresidente de la Fed, Richard Clarida, reconoció que "estaba sorprendido" por el salto del índice de precios al consumo reportado el miércoles, que indicó que la inflación mensual subió un 0,8% a pesar de las previsiones que apuntaban a un 0,2%, y la inflación interanual subió un 4,2%, frente al 2,6% de marzo.
Pero Clarida repitió el mantra de la Fed de que aún queda “un largo camino” hasta alcanzar sus objetivos de pleno empleo y estabilidad de los precios.
El economista jefe del Banco de Inglaterra, Andy Haldane, podría permitirse el lujo de ser menos circunspecto al expresar sus preocupaciones en torno a la inflación del Reino Unido, que se enfrenta al mismo repunte económico mientras los consumidores satisfacen la demanda de 150.000 millones de libras esterlinas de los ahorros de la pandemia.
Haldane, que ha anunciado su salida del banco central, ha sido el único miembro del Consejo de política monetaria —el equivalente británico del Comité Federal de Mercado Abierto— que ha votado a favor de recortar el programa de compra de bonos del banco central en la reunión de principios de este mes.
"No se trata de pisar el freno, sino de levantar el pie del acelerador", dijo la semana pasada. La inflación, advirtió, causaría "daños colaterales en nuestras finanzas, exprimiendo el poder adquisitivo de nuestros salarios y provocando aumentos del coste de financiación".
Andrew Bailey, gobernador del Banco de Inglaterra, que no planea dejar su puesto, se apresuró a contradecir a su economista jefe, haciéndose eco de la Fed al decir que el aumento de la inflación sería temporal y que el banco central no se apresuraría a tomar medidas prematuramente.
Algunos economistas temen que lo que parece un repunte de la inflación por factores temporales como las dificultades de aprovisionamiento y la escasez de mano de obra podría volverse más permanente a medida que los empleadores suben los salarios para atraer a los trabajadores y la demanda desatada de los consumidores impulsa la economía, cambiando las expectativas de inflación.
La gobernadora de la Fed, Lael Brainard, reconoció que los persistentes problemas de la cadena de suministro podrían provocar un cambio en las expectativas. "Seguiré muy de cerca las expectativas de inflación a largo plazo para asegurarme de que estén bien ancladas en el 2%", dijo la semana pasada.
El nuevo miembro de la junta de gobernadores, Chris Waller, execonomista jefe de la Fed de San Luis, cree que las expectativas de inflación siguen bien ancladas. Para él es significativo que las medidas de inflación en aumento basadas en las diferencias entre los bonos del Tesoro protegidos contra la inflación y la inflación convencional muestren una inflación del 2,5% a cinco años y del 2% a 10 años, lo que implica expectativas de que las presiones inflacionarias retrocedan tras un aumento temporal.
La presidenta de la Fed de Cleveland, Loretta Mester, intervino para decir que la política monetaria debería seguir siendo "muy acomodaticia" para respaldar una recuperación general mientras las autoridades de la Fed buscan más progresos en el frente laboral.
El presidente de la Fed de Dallas, Robert Kaplan, que se ha desmarcado en el pasado al sugerir que es hora de hablar de reducir las compras de bonos, desmiente de nuevo la cuestión de la inflación. Ve un riesgo de que las expectativas puedan cambiar.
"Lo que no sabemos es si, dependiendo de cuánto tiempo pase, eso empezará a integrarse en las expectativas de inflación, es preocupante que las expectativas de inflación empiecen a ser más elevadas, y que luego las elevemos hasta un nivel que no es consistente con anclarlas en 2%", dijo durante un evento de la Universidad de Texas.
La encuesta de la Universidad de Michigan sobre las expectativas de inflación de los consumidores de la semana pasada mostró un salto del 3,4% al 4,6% de la inflación a corto plazo, mientras que la expectativa a cinco años alcanzó el 3,1%, su cota más alta de la última década, frente al 2,7% de abril.
¿Transitorio? Ya veremos.