¿Saben ese niño que recien salido de la piscina una tarde de verano, la madre le implora que se coma el bocadillo? ¿Ese mismo niño que la desafía tirándose a la piscina una y otra vez pasando de ella y del bocata? Pues así me suena la actuación del ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis.
El niño tiene calor y está de vacaciones, y se tira al agua, ¿Qué problema hay? La madre, agua fiestas, viene a molestar ese agosto piscinero. Según se mire, lo de Yanis podría verse así. Para eso han ganado las elecciones y sus ciudadanos han respaldado un programa, ¿no?.
El problema vendrá cuando caiga el sol y empiece el aire. ¡Qué frío y qué hambre tendrá el niño! Llegado ese punto, me parece que la rebeldía del niño quedará arrugada como los dedos de sus manos después de tanta agua. Muy parecido me suena también lo de Varufakis. Ido el sol y caida la noche, la rebeldía se arruga, el bocadillo se seca, a veces ni lo hay.