La semana terminó, como nos temíamos, con un vencedor: los osos.
En nuestro último análisis, el tono que estaba cogiendo el mercado nos generaba bastantes inquietudes, ya que la directriz bajista de largo plazo se había puesto en medio del objetivo de los 9.500, sobre los que habíamos puesto bastante esperanzas tras un mes de abril continuista en las alzas y una directriz que había soportado los ataques bajistas, dando aún más sentido a esta meta. Sin embargo, superar los 9.360 era fundamental para ello y no fue así. Las consecuencias no se han hecho esperar y si el jueves había quedado comprometida dicha directriz alcista de corto, el viernes fue la confirmación de la vuelta de las hordas enemigas, que se pegaron un buen banquete de chuletón de toro. Y aunque podemos decir que nuestra foto es peor, tras haber dormido el fin de semana por debajo de los mínimos de mayo, en el resto de Europa tampoco han ido mejor las cosas con caídas superiores al 2% en las principales plazas. El Brexit sigue cogiendo fuerza según las encuestas, con el día 23 en el horizonte, pero nosotros además tenemos las elecciones el día 26, y de acuerdo a las últimas encuestas publicadas, queda claro que nada lo esta. ¿Alguien tenía dudas?
Es difícil que sin alicientes esto pueda cambiar y con el técnico enviándonos también señales a la baja. El IBEX, tras perder los 8.563 y la directriz alcista de corto con decisión, referencias duras de pelar, se dirige directamente en busca de un nuevo apoyo y los 8.256 son el siguiente. No es fácil hacer una estimación de donde nos encontraremos a finales de mes y este año esta siendo especialmente difícil con la carga de volatilidad e incertidumbre que nos acompaña. Mi optimismo está bajo mínimos y salvo que la macro nos acompañe, la vuelta a los mínimos del año en 7.746 podría estar más cerca de lo esperado. Mi consejo pues, pasa por ser prudente, esperar oportunidades mejores y no pecar de valientes o podríamos acabar en las fauces de los osos.