Mientras que el oro se ha visto beneficiado por varios episodios de fortaleza influenciado por factores temporales y de corto plazo, son más los expertos que apuestan a que los precios se moverán a la baja, que aquellos que consideran que el metal dorado figurará entre las materias primas ganadoras este año.
De acuerdo con el análisis de Barclays, el suelo de los futuros del oro no es firme, porque carece de una robusta demanda física con la que poder compensar el escaso o más bien inconsistente apetito de los inversores.
A ello hay que añadir que el apoyo que en ocasiones ofrece el dólar no está garantizado, lo que tarde o temprano acaba exponiendo al oro a presiones bajistas. Citando estos motivos, el banco británico se aferra a reiterar la estimación de precio objetivo del oro tanto para el segundo trimestre como para el cierre del año en 1.250 dólares por onza.
Las hostilidades y creciente tensión entre Rusia y Ucrania que mantienen la atención mundial y de los mercados desde comienzos de año por temor a una guerra, han desatado la demanda de activos refugio como el oro.
Por este y otros motivos, los fondos de cobertura están teniendo dificultades a la hora de calcular los movimientos del metal.
No están solos. Destacados directivos como el presidente de la minera Barrick Gold hace poco dijo que le resulta imposible predecir con exactitud el valor de los metales preciosos, haciendo eco de comentarios similares por parte de la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, y su predecesor Ben Bernanke.
Mientras febrero y marzo fueron meses de entrada de flujos en los fondos cotizados en bolsa respaldados por oro, en el mes de abril se reactivaron las salidas netas de capital, que borraron prácticamente en su totalidad las entradas de los meses anteriores, por lo que no cabe esperar una tendencia sostenida al alza en los flujos en el corto plazo.
Sin embargo, a pesar de la especulación que rodea al oro, de acuerdo con un reciente informe del World Gold Council (WGC), la demanda de esta materia prima por parte del sector privado en China aumentará casi un 20% desde 1.132 toneladas en la actualidad a 1.350 toneladas en 2017.
Esta demanda está apoyada en un crecimiento del 60% de la clase media durante los próximos seis años, el equivalente a 200 millones de personas, en el mercado más grande del mundo para el oro.
En consecuencia, es muy probable que 2014 se configure como un año de consolidación para el metal precioso, y que los siguientes sean de crecimiento sostenido.
El mercado del oro también se ha visto animado por la celebración del Akshaya Tritiya en la India, festival de la prosperidad, en el que los indios creen que pueden obtener prosperidad duradera si compran metales preciosos, el cual se celebró el pasado 2 de mayo este año.
Asimismo, las elecciones al parlamento en la India que comenzaron el 7 de abril y concluirán el 12 de mayo, aunque los resultados se dan a conocer cuatro días después, posiblemente contribuya a animar las ventas de joyas de oro, según comentan algunos expertos.
En cuanto a estimaciones de precios, señala un sondeo realizado por la agencia de noticias Reuters, el oro terminaría el año ligeramente por encima de los 1.250 dólares por onza, con una media anual de 1.278 dólares, superando en un 3,5% el precio objetivo fijado en un sondeo similar realizado en enero.
Goldman Sachs no espera que el repunte del oro se mantenga ya que el repunte en el ritmo de expansión económica presionará a la baja los precios del metal, que en 12 meses tocará los 1.050 dólares.
A su vez, Barclays y ABN Amro vaticinan que el fortalecimiento del dólar enfriará el fuerte avance observado en el primer trimestre, el cual llevó a esta materia prima a poner a prueba su máximo anual en 1.391 dólares en marzo.