Desde el 1 de enero de 1999, los 11 países que inicialmente constituyeron la Unión Monetaria Europea –ahora ya 17- comparten una misma estrategia de política monetaria dictada por el Banco Central Europeo.
Los aspectos importantes de esta estrategia son los siguientes:
Primero y fundamental, la estabilidad de precios. Está perfectamente cuantificado y es el objetivo único (inflation target): mantener la inflación al 2% en el conjunto de la Zona Euro, ponderándose en función del consumo privado.
Segundo, se otorga un valor de referencia al crecimiento del agregado monetario M3 (es el primer pilar). Este es un indicador privilegiado, con el referente del 4.5% anual en la mente. Pero este no es un objetivo intermedio, sino que es un mero indicador.
Tercero, utiliza un amplio conjunto de indicadores de inflación (el segundo pilar). Es el análisis económico de la situación.
A partir de la información que le proporcionan los dos pilares, el BCE modificará los tipos de interés oficiales con vistas a actuar sobre los tipos de interés del mercado en el corto plazo y desencadenar de este modo una serie de mecanismos que corrijan las desviaciones producidas en el objetivo de estabilidad de precios.
¿De qué manera define el BCE esa estabilidad de precios que, recordemos, tal y como está estipulado es su único objetivo? El Consejo de Gobierno del BCE adoptó la siguiente resolución: se define estabilidad de precios como un incremento interanual por debajo del 2% del Índice Armonizado de Precios de Consumo (IAPC) para el área del Euro.
Del enunciado, propongo deducir lo siguiente:
Primero, que las decisiones de política monetaria se basarán en la evaluación de las condiciones del área Euro en su conjunto –y no de áreas específicas-
Segundo, que depende del IAPC y, por tanto, de las ponderaciones proporcionales que cada país representa en el consumo privado total de la zona del Euro.
Tercero, al referirse a un incremento del IAPC inferior al 2%, el BCE pretende asegurarse de los beneficios de la estabilidad de precios. Vale la pena recordar que el límite por debajo queda fijado justo por encima de cero, para incorporar un margen de seguridad contra la deflación.
La estabilidad de precios se debe mantener en el medio plazo, desde que se anuncia el objetivo de inflación (2-3 años), ya que cada decisión de política monetaria crea volatilidad de precios en el corto plazo, y tarda en hacer efecto sobre la evolución de precios.
Con objetivo de cumplir este mandato, el Tratado de la Comunidad Europea (art. 105) concede al BCE y a los Bancos Centrales independencia de los Gobiernos Nacionales para impedir que estos intervengan en el diseño y puesto en práctica de la política monetaria común. Hay que recordar que el BCE apoyará, a tenor de este artículo mencionado, los objetivos de la Comunidad Económica Europea, pero siempre sin poner en peligro bajo ningún concepto su objetivo único: la estabilidad de precios.
Por supuesto, otros Bancos Centrales contemplan como fin de la política monetaria no solo el control de precios, sino también otros objetivos adicionales. Así, el Banco de Inglaterra (BoE) y el Banco de Japón (BoJ) tienen también como objetivo primordial la estabilidad de precios, si bien el BoE tiene como cuantificación el 2% de incremento anual de IPC, mientras que el BoJ se conforma con una banda objetivo de entre el 0 y el 2%.
La Reserva Federal, por su parte, tiene además de la estabilidad de precios otros dos objetivos, sin jerarquías entre ellos: máximo empleo y tipos de interés a largo plazo moderados.
Así pues, quizás sea el momento de que intervengan los que pueden intervenir (no Draghi, sino los legisladores europeos) y tomen nota de qué se debe hacer, y de si quizás no es preferible cambiar los objetivos acorde con las circunstancias que se están viviendo. La inflación es un problema económico grave pero… ¿debe ser el objetivo primordial del BCE en este momento?
Daniel Álvarez Báñez
Dpto. de Análisis de XTB