El Grupo de las 20 mayores economías del mundo se esforzaban por encontrar una forma común de palabras sobre la manipulación cambiaria antes de una cumbre el viernes, en la que podrían aflorar las divisiones dentro del grupo en la discusión entre crecimiento y austeridad.
El presidente del BCE, Mario Draghi, dijo en Moscú que el parloteo sobre las divisas era “inapropiado, infructífero y autoderrotante” y la funcionaria del Tesoro estadounidense Lael Brainard advirtió en contra de estos “rumores”.
Draghi también dijo que el tipo de cambio del euro estaba en línea con promedios a largo plazo, lo que sugiere un bajo nivel de alarma hasta el momento respecto a que su reciente alza ahogue las posibilidad de una recuperación económica.
El mercado cambiario fue remecido esta semana después de que el Grupo de las Siete potencias -Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Canadá e Italia- emitió un comunicado conjunto declarando que las políticas económicas internas no deben ser usadas para buscar tasas cambiarias específicas.
Tokio dijo que eso refleja un acuerdo respecto de que su agresiva política monetaria y fiscal es apropiada, pero la demostración de unidad fue destrozada por reuniones privadas que fueron críticas hacia Japón.
La reunión en Moscú de funcionarios de los países del G-20, responsables por un 90 por ciento del producto interno bruto (PIB) del mundo y por dos tercios de su población, parecía que estaría dominada por las discusiones sobre las políticas expansivas de Japón que han depreciado el valor del yen.
Pero no parecía haber consenso para exigir algún tipo de acción, en parte porque otros, como Estados Unidos, también han impreso dinero a un ritmo furioso.
El viceministro de Finanzas de Rusia, Sergei Storchak, dijo que la discusión de la redacción está resultando “difícil”, pero indicó que el texto final no hará una crítica específica a Japón.
“No hay una devaluación competitiva, no hay guerras de divisas”, dijo Storchak a los reporteros. “Lo que está ocurriendo es la reacción del mercado a la toma de decisiones exclusivamente interna”, agregó.
El tesorero australiano, Wayne Swan, indicó apoyo hacia la política monetaria de Japón y afirmó que “todos tienen un interés” en su capacidad por impulsar el crecimiento.
Indonesia, una de las economías emergentes de la región Asia-Pacífico, dijo que estaba menos preocupada sobre la tasa cambiaria del yen que sobre el crecimiento japonés.
“Si los japoneses aumentan su demanda interna, eso ayudará a Indonesia, especialmente por el lado de las exportaciones”, comentó el vicegobernador del banco central de Indonesia, Hartadi Sarwono.
Una fuente del G-20 dijo que el fraseo sobre monedas en el comunicado sería un poco diferente al de la declaración del G-7, pero que remarcaría la necesidad de que los tipos de cambio sean determinados por el mercado.
CRECIMIENTO VS AUSTERIDAD
También se gestaba una disputa entre Europa y Estados Unidos sobre la extensión de un compromiso para reducir déficits presupuestarios más allá del 2016. Un pacto alcanzado en Toronto expirará este año si los líderes no acuerdan una extensión en la cumbre de líderes del G-20 en San Petersburgo en septiembre.
El G-20 estableció una enorme barrera financiera para detener un colapso del mercado en el 2009, pero no ha logrado esos niveles desde entonces.
En reuniones sucesivas, Alemania ha presionado a Estados Unidos y a otros países a hacer más para resolver sus deudas. Washington, a su vez, ha instado a Berlín a hacer más para aumentar la demanda.
“Es muy importante calibrar el ritmo de la consolidación fiscal”, comentó Brainard. “Es (…) importante ver la demanda en la zona euro y algo de eso debe tener lugar a través de reequilibrios internos”, agregó.
Fuentes del G-20 dijeron que Estados Unidos está bloqueando intentos de acordar un compromiso para reducir los préstamos, una postura que refleja el enfoque de Washington en aplicar políticas expansivas hasta que el desempleo baje.
La mayor economía de la zona euro, Alemania, y el Banco Central Europeo, quieren un nuevo compromiso de endeudamiento, en línea con su propia medicina dura para la debilitada periferia del bloque de moneda única.
Un documento sobre la posición de la Unión Europea delineó la disputa en términos duros. Afirmó que Estados Unidos “no está listo para comprometerse a (…) una meta numérica”.
“La Unión Europea considera esencial acordar metas creíbles y ambiciosas”, sostiene el documento obtenido por Reuters.
La fuente del G-20 dijo que no era probable alcanzar una nueva ronda de metas de recorte de la deuda debido a que no estaba presente el secretario del Tesoro estadounidense para negociar con él. Jack Lew, el candidato del presidente Barack Obama para el cargo, aún no ha obtenido el respaldo del Senado.
Antes de volar hacia Moscú, el gobernador del Banco de Japón, Masaaki Shirakawa, defendió la expansión monetaria y dijo que ésta apunta a reactivar la economía y no a debilitar al yen.
Una alta fuente del G-20 dijo el jueves por la tarde que no habrá un comunicado separado sobre monedas. Se insertaría un pasaje en el comunicado principal, pero no reiteraría la línea del G-7 de que “no buscaremos tasas cambiarias”.
Eso, dijo la fuente, no sería aceptable para China, que ahora es la segunda mayor economía del mundo y tiene buena parte de sus 3,3 billones de dólares en reservas extranjeras en bonos del Tesoro estadounidense.
Funcionarios rusos observan que Japón no ha intervenido en los mercados cambiarios para debilitar al yen, lo que sugiere que Tokio no sería individualizado como culpable.