Los inversores que quieran probar suerte con las acciones deficitarias de Lyft (NASDAQ:LYFT) tendrán que tomar la decisión de creer en la historia de excelente crecimiento de la empresa y preparase para un viaje largo y lleno de baches.
La empresa de vehículos de transporte con conductor procedente de San Francisco comienza a cotizar en bolsa hoy tras el éxito cierre de su oferta pública de venta, que se esperaba que recaudara 2.200 millones de dólares después de que la empresa elevara el rango de precio esperado de su OPV hasta 70-72 dólares por acción. En 72 dólares, por acción, Lyft obtendría una valoración en su salida a bolsa de unos 24.700 millones de dólares en términos completamente ajustados, según estimaciones de Bloomberg.
Este recibimiento indica que los inversores podrían estar un poco demasiado entusiasmados con la segunda mayor empresa de vehículos de transporte con conductor después de Uber Technologies, por mucho que sus ingresos se duplicaran en 2018 hasta un total de 2.200 millones de dólares, impulsados por el explosivo crecimiento del número de personas que cambian sus coches por la comodidad del viaje sin complicaciones que ofrece el sector tecnológico.
Pero estas cifras cuentan sólo una parte de la historia. Lyft todavía no está ganando dinero. De hecho, está quemando efectivo y no hay previsión alguna sobre cuándo se convertirá en una empresa rentable. Lyft perdió 911 millones de dólares en el 2018, subiendo un 32% con respecto al año anterior, y dilapidó unos 350 millones de dólares de efectivo.
Invertir en empresas tecnológicas deficitarias ha dado resultados heterogéneos esta última década y el entusiasmo de los inversores ante una OPV de una empresa tecnológica de moda no sale bien en todos los casos. Hay quien ha hecho fortunas con la compra de acciones de Amazon (NASDAQ:AMZN), por ejemplo. El gigante del comercio electrónico registró un flujo de caja libre negativo durante cuatro de los primeros cinco años tras su salida a bolsa.
La sociedad matriz de la app para compartir fotos Snap (NYSE:SNAP), por el contrario, fue un desastre para los que creyeron en el potencial de la empresa y corrieron a comprar sus acciones al precio de OPV de 17 dólares por acción. Las acciones de Snap cerraron ayer en 10,79 dólares, más o menos un tercio de su valor tras su aclamada salida a bolsa.
Un modelo de negocio sólido
Sin embargo, creemos de Lyft es una opción sólida. Gracias a la fuerte demanda subyacente de los económicos, seguros y sencillos servicios de vehículos de transporte con conductor, Lyft está muy bien posicionada para seguir aumentando sus ingresos: en 2018 el número de usuarios ascendió a 30,7 millones y el de conductores a 1,9 millones, enormes cifras que han ayudado a la compañía a recaudar 8.100 millones de dólares durante el año. Ese crecimiento explosivo también contribuyó a que Lyft aumentara su cuota de mercado en Estados Unidos hasta el 39% según indican las cifras de número de viajes.
En su competición contra Uber para convertirse en la primera empresa de vehículos de transporte con conductor en salir a bolsa, Lyft amplió tremendamente su servicio a ciudades medianas y pequeñas de Norteamérica. Al contrario que Uber, que está intentando hacer un montón de cosas distintas para impresionar a los inversores antes de su propia salida a bolsa prevista este año, Lyft no ha desviado su atención del negocio de vehículos de transporte con conductor.
Aunque hay muchas razones para apostar por las previsiones de futuro de Lyft, los inversores deberían recordar también que la empresa aún no ha mostrado un camino hacia la rentabilidad. En su presentación ante la Comisión de Bolsa y Valores, Lyft advierte que su gasto podría seguir aumentando y que podría no ser capaz de lograr o mantener la rentabilidad en un futuro.
Las fuertes pérdidas y enormes gastos, en nuestra opinión, podrían ejercer muchísima presión sobre las acciones. Además de estos riesgos específicos de la empresa, invertir en cualquier OPV del sector tecnológico en la última parte del ciclo alcista tiene sus propios inconvenientes. La mayoría de los gigantes tecnológicos de hoy no han conocido una recesión y no sabemos si las startups tecnológicas, que todavía están en territorio positivo, pueden soportar una caída brusca de la actividad económica.
En conclusión
Dado el incierto entorno macroeconómico a nivel mundial, no aconsejamos a los inversores que añadan más riesgo a sus carteras, especialmente en el ámbito de las startups tecnológicas. Dicho esto, las empresas de vehículos de transporte con conductor no van a desaparecer y Lyft encontrará la forma de equilibrar sus cuentas en algún momento. Las acciones tienen un fuerte atractivo y, tras el éxito de su salida a bolsa, tienen impulso y un montón de dinero para gastar. Si le gusta el riesgo, merece la pena que dé una oportunidad a las acciones de Lyft.