Creo que tengo el honor de haber sido el primero en adelantar que se producirían fusiones bancarias en España, comparando —en un artículo de El Economista— a los bancos españoles con los astilleros en su día (muchos y poco rentables). Y en adelantar desde estos cuadernos —septiembre y octubre de 2019— que se producirían fusiones en Europa (aunque de momento las europeas se están haciendo de rogar).
La mala noticia respecto a lo primero es que me adelanté varios años, como podrán comprobar por la fecha del artículo. Y algo parecido puede decirse de lo segundo, respecto a la predicción que hice en estos “Cuadernos del mercado”. Idea adecuada, timing demasiado adelantado.
Así que eso que he aprendido. Las cosas de palacio van despacio. Aunque los bancos españoles que se han fusionado tenían que haberlo hecho hace mucho tiempo. Y por supuesto hace años que tenían que haber digitalizado su modelo de negocio, asunto en el que insistía en ambas ocasiones, pero al tratarse del Poder con mayúsculas cuentan con todas las ayudas y los apoyos políticos para evitar la restructuración que en otro tipo de negocios es inmediata y forzada por las circunstancias del mercado.
Evidentemente la restructuración, que yo comparaba con la de los astilleros españoles en los años 90, no se está produciendo, y para los bancos digitalizarse es cerrar oficinas y hacer una app que básicamente refleja la misma cultura y la misma forma de trabajar que el banco analógico. De hecho, peor, puesto que desaparece el contacto personal y no se establecen propuestas alternativas.
Ciertamente la primera acción que tienen que realizar los bancos es la que empieza ahora con las fusiones. Tienen que poner la casa en orden y detener la sangría financiera. Pero en realidad a corto plazo se limita a ser la “gestión de una ruina”, como se dice popularmente para describir un mal negocio. No resulta especialmente atractivo invertir en un negocio que más que crecer se encoge para sobrevivir.
Los bajos tipos de interés, los excesos en las comisiones, el no poder abstraerse a la revolución de las comisiones de gestión y, en el caso europeo, la euroesclerosis que mantiene una economía en hibernación, son problemas que van a seguir ahí, y por lo tanto el primer paso tiene que ser el que están tomando, que no es muy original, pero sí necesario: reducir costes.
Ahora bien, al final hasta en la banca se confirma la selección natural, y poco a poco iremos viendo bancos no solo más eficientes en costes sino con modelos de negocio más atractivos para los clientes, lo cual acabará coincidiendo, además, con una mejora en la economía y, aunque parezca mentira, posiblemente un ajuste, aunque sea ligero al alza de los tipos de interés.
Ciertamente hay que poner unas luces muy largas para ver lo que será la banca dentro de unos años: más eficiente y más digital, en el sentido de con el apoyo de la tecnología ofrecer servicios mejores y más baratos. Pero ha quedado demostrado que el apoyo político al proceso será mucho más lento que en otros sectores, lo que no significa que entrar cuando están mal no sea una buena inversión, significa que es una inversión a largo plazo.
Cómo afecta esto a una cartera de inversión
Curiosamente y por una vez sin que sirva de precedente estar en bolsa española puede ser una ventaja si te “toca” fusión en el banco del que tienes acciones. Pero eso está limitado a los bancos españoles que todavía se pueden/quieren fusionar y presenta el riesgo de la llamada ecuación de canje, es decir, que en esos procesos no siempre salen los dos ganando, al menos a nivel bursátil.
En cuanto al proceso de reestructuración bancaria europea, un buen gestor debería ser capaz de tener la intuición, información y conocimientos suficientes para ganar en el proceso, pero de momento no estamos viendo a ninguno que, por ejemplo, hubiera hecho una apuesta decidida en su cartera por los dos bancos españoles que se acaban de fusionar. La crítica que se hace a los gestores de que se limitan a seguir a los índices de referencia se ha mostrado de nuevo bastante acertada. Es posible que al departamento de análisis de Nextep se le haya escapado alguno, y pedimos disculpas de antemano, pero en principio parece que ha cogido a todos indexados (es decir, con el mismo peso que tienen en el índice los bancos fusionados y sin grandes apuestas al respecto).
En Nextep pensamos que en el corto plazo lo más sencillo es tener en cartera un fondo que invierta en la eurozona, que ya de por sí tiene un peso considerable en banca y luego, más adelante, cuando se vaya “animando” el baile de fusiones, utilizaremos algún producto sectorial. Como siempre la clave estará no sólo en la elección del producto, que para nosotros es lo más sencillo, sino en el “timing” de inclusión del mismo en cartera.