En 2015, el volcán activo islandés Bardarbunga entra en erupción y provoca emisiones sin precedentes de gases de dióxido de azufre que cubren el cielo de Europa. La erupción cambia los patrones meteorológicos, cae la producción mundial de cereal y se duplica el precio del mismo.
Afortunadamente, la fuerte subida de los precios solo se debe en parte a la reducción de las cosechas, y principalmente se debe al miedo generado por este acontecimiento, ya que los países que tienen menos garantizado el alimento se apresuran a llenar sus reservas.
Nadie habla del volcán islandés Bardarbunga, pero este volcán es responsable de la mayor erupción volcánica de los últimos 10.000 años. Bardarbunga lleva desde finales de agosto en una erupción “callada” constante y se le ha prestado poca atención, salvo por los drones que lo han sobrevolado, al tratarse de una erupción magmática y no explosiva.
Pero este volcán ya ha expulsado más de un kilómetro cúbico de lava, lo que supone la mayor erupción de magma en Islandia desde la erupción por fisura del volcán Laki en 1783-4, que arrojó cerca de 14 kilómetros cúbicos de lava y cubrió los cielos de Europa Occidental con emisiones tóxicas de dióxido de azufre.
Conviene recordar que estas emisiones probablemente contribuyeron a empeorar las cosechas de toda Europa y provocaron la escasez de pan en Francia que contribuyó al desenlace de los acontecimientos de la Revolución Francesa.
Hasta el momento, la erupción se ha limitado a una larga grieta o fisura, que se ha abierto junto al volcán Bardarbunga en Hohluraun y creó a mediados de noviembre un lago de lava de más de 70 kilómetros cuadrados. La erupción está emitiendo más dióxido de azufre que toda la industria europea junta. Entre tanto, se están registrando temblores a lo largo de la enorme caldera subglacial del Bardarbunga, que con sus cerca de 80 kilómetros cuadrados es casi tan grande como la isla de Manhattan.
La caldera se está hundiendo rápidamente y corre el riesgo de colapsarse, a medida que el magma que subyace va saliendo por la fisura de Hohluraun. El colapso podría provocar una fase de erupción mucho más intensa, con consecuencias como un cambio climático durante uno o dos años.