Me lo dice uno de los grandes analistas de la Bolsa española, ahora con sus redes extendidas por Europa y por el mundo "porque el mercado español es muy corto y, lo que es peor, cada vez menos líquido. Hay, no obstante, un asunto de especial importancia. Nos bombardean con noticias sobre el miedo de los ciudadanos españoles a invertir en Bolsa y la tendencia creciente a depositar sus ahorros en cuentas corrientes, donde pierden dinero, y en temas inmobiliarios. Lo de siempre. El miedo guarda la viña y no hay mejor noticia para la Bolsa, que la aversión de la mayoría a la misma. Nadie habla de la Bolsa en los cenáculos. Los despachos, de los que cada vez quedan menos, apenas reciben llamadas. Las operaciones por Internet amplían su poder, pero las cifras finales de negocio demuestran, que tampoco son exponenciales. Buena noticia, insisto, que la manada pazca tranquila en otros lares".
A propósito de este asunto, el analista jefe de un banco de inversión londinense me comentó hace unas semanas "que nunca en la historia de la Bolsa se ha escrito y pronunciado tanto la palabra crash como se ha hecho desde el otoño pasado. Seguimos cerca de 1.000 informes al año. En el 85% de ellos aparece el término crash de una manera u otra, cuando la media histórica, en términos de aparición de esta palabra, apenas ha sido del 5%. Está claro, por tanto, que no habrá crash. La Bolsa bajará, claro, pero cuando baje será de otra manera".
Los sabios y estudiosos de los mercados resucitan en los últimos días decálogos de inversión, que siguen vigentes ¡quién lo iba a decir! tras el paso del ciclón tecnológico y del dominio de las máquinas y sus algoritmos. Uno de ellos, el que perdurará por los siglos de los siglos es el referido a las grandes oportunidades de inversión que brindan los crash y los colapsos financieros, y, al revés, que la complacencia y la euforia conducen al crash y a los colapsos.
Cuando rugen los tambores compro más, aunque me asustan muchos los grandes problemas de fondos de la economía global y el gallinero político de aquí y de allá. Sigo pensando (¿o es un deseo?) que el Reino de España no se descompondrá, no saltará por los aires tras las elecciones celebradas, como algunos políticos y sus seguidores pretenden. Tampoco habrá corralito ni control de capitales en determinados países de la Eurozona.
Las dificultades surgidas en el espectro político son muchas y muy preocupantes. Pero España siempre ha logrado sobrevivir desde tiempos inmemoriales. Y ahora no será la excepción. ¿Italia? Casi seguro que volverá a convocar nuevas elecciones, porque el abrazo del oso de partidos antieuropeístas lleva a ninguna parte, a la vez que sus demandas de más déficit no las va a financiar nadie. Mala decisión la tomada: dejarse caer en los brazos de China, cuando el resto de Europa alerta de lo contrario. Ya saben, nunca la inversión o especulación fue fácil en Bolsa. De ser así, la Bolsa no existiría. La Bolsa tiene su magia, su criterio, una personalidad muy fuerte. Por eso es Bolsa.