Parece que no se cansan, ni el tertuliano chusquero abanderando ideas y convicciones concebidas en el salón de su casa cuando el analfabetismo reinaba en esta España, ni tampoco se jarta el receptor que engulle contenidos por doquier sea del tema que sea, a cualquier hora, de cualquier disciplina y de cualquier telepredicador.
Y no es que no sean necesarios, los buenos por supuesto, aquellos que leen , comparan y si no encuentran una razón mejor la exponen sin condición, algo así como el señor de Colón, Manuel Luque. El resto, como se empieza a oir por ahí, y a nadie le escalofría, expropienlos.
Y en la bolsa, más de lo mismo, pero con un ingrediente Nostradamus que hace profetizar el futuro de los activos de los que se habla en un entorno de normalidad absoluto. Va a subir, va a bajar. Y ustedes qué sabrán, me incluyo yo, señor, que puestos a jugar, vamos a ver si en ésta acertamos.
Algo así como si a tu primo fontanero en una comida familiar le preguntaras, "¿Crees que este invierno tendré problemas en mi instalación de casa?", y tu primo, muy majo él, entre plato y plato, te armara una exposición de la probabilidad que tiene tu instalación de sufrir por las previsiones meteorológicas que vienen de la costa este de EE.UU, junto con los vientos del estrecho y la humedad prevista para el periodo invernal. Sin dejar de tener en cuenta la marca de la caldera, el profesional que ha hecho el mantenimiento y el tipo de productos que ha utilizado para purgar los aires concentrados en el final del circuito. Seguramente remataría la argumentación técnica a mitad del postre diciéndote algo así como "¿Has medido cuantos kilos de presión tienes de media durante el año?".
Es tan absurdo lo uno como lo otro, tanto la explicación como la predicción. La cuestión es la gestión, lo otro sólo lo hacía el Señor Dow, eso es lo que cuentan, y puestos a contar, ya saben que el humanito vive una... y cuenta veinte.