Parece que ultimamente pocos hablan de la cotización del petróleo, cuyo precio cayó al vacío durante el año 2014, agudizándose en los últimos meses. La aparente guerra del fracking norteamericano y los emiratos árabes se ha suavizado, al menos huele a relax.
Por otro lado, lo que en un principio todos aplaudían, por el abaratamiento energético en medio mundo y la competitividad empresarial por el lado español de cara al exterior, se ha calmado. En esto podríamos incluir al poder energético de Rusia, que parece que también templa su furia. Y es que es cierto aquello de que uno se acostumbra a lo bueno rápido.Sin recordar de donde partió.
Por un lado, España aprovecha como nadie la cifra macro para sacar “brillo” a los indicadores de cara a la foto electoral y de inversión de terceros en nuestro país.Hay que darse prisa en este sentido, y bien que hacen. El crudo cotiza en el mercado, y como tal, está expuesto a la volatilidad propia de la compra-venta. En este sentido, el más preciado bien de la economía capitalista, no debe olvidar que el análisis técnico puede medir qué es más probable que ocurra analizando lo que ha sucedido.
En este aspecto, cabe esperar que el precio haya tocado suelo y encuentre un soporte importante de cara a los próximos meses para comenzar un alza durante el año 2015. Su límite anual puede situarse entre los 60-70 dólares, y en función de lo agresiva que pueda ser la tendencia, podría seguir el ascenso.
Dicho esto, cabe ahora decir qué supone este escenario desde el punto de vista fundamental. Es posible que las economías más débiles sufran de nuevo ese espejismo que les hace ver algo de luz en estos momentos agudizado por la depreciación del euro.
Es una importante reflexión a plantear viendo las portadas de los diarios al más puro sensacionalismo americano de la “crecida” económica española.