La economía española crecerá probablemente este año por encima de lo esperado… pero algo menos de lo previsto inicialmente en 2017.
La sentencia anterior comienza a ser habitual entre los institutos económicos de análisis y los organismos internacionales. Aunque, en general, admitiendo que el crecimiento previsto para 2017 será superior (incluso hasta doblar) al crecimiento europeo. Estamos hablando de niveles de crecimiento bien por encima del 2.0 % el próximo año, frente a previsiones de 2.7/3.0 % de aumento del producto para este ejercicio.
¿Brexit? ¿Incertidumbre política? ¿Agotamiento cíclico? Todos estos factores pueden estar detrás de la previsible moderación del crecimiento en los próximos meses.
Y los datos coyunturales ya lo están mostrando, aunque partiendo de niveles elevados de crecimiento en estos momentos.
Por un lado, crecimiento del 3.4 % el uso de transporte público en junio (2.8 % urbano y 4.2 % interurbano); caída del 1.0 % también en junio en la cifra de negocios en la industria (-3.7 % antes); aunque fuerte aumento del 4.2 % en la actividad de servicios (2.9 %).
Pero hay un dato que se ha publicado de forma reciente que merece especial atención. Me refiero a la estadística de Procedimiento Concursal del Q2. Son datos del INE.
El número de deudores concursados alcanzó la cifra de 1279 en el Q2, con un recorte del 12.4 % en cifra anual.
Por tipo de concurso, 1185 fue voluntario (-12.6 %) y 94 necesario (-9.6 %).
En el caso de las personas físicas, 198 casos, suben un 29.4 % anual; empresas, hasta 1081, con descenso del 17.3 % (-23.9 % en el conjunto del año).
El 21.5 % de las empresas concursadas tenían como principal actividad económica el comercio, el 18.2 % la construcción y el 14.4 % el resto de servicios.
Por otro lado, el 58.7 % de las empresas concursadas tiene menos de 6 empleados. Y el 30.1 % de estas no tiene asalariados.
Al final, pocas dudas sobre la fortaleza de fondo de la economía española en estos momentos. Pero es importante seguir tomando medidas para que esta solidez cíclica se convierta en estructural. Y me refiero a reformas estructurales. La mejora de la financiación, especialmente desde la banca española, es un hecho. Y de esta forma una condición necesaria que ya se está cumpliendo. Pero la condición suficiente pasa por una estructura de crecimiento más flexible y menores incertidumbres en el futuro.