Veamos otra de nuestras empresas estratégicas, interesante dada la casi nula presencia de crudo o gas natural en nuestro país, y que sin embargo ha sabido sobrevivir en el complejo mercado global de las petroleras frente a los gigantes del sector.
Repsol (MC:REP) viene de cotizaciones por debajo de los 10 euros en los momentos postcrisis, cuando el crudo estaba más deprimido ante la amenaza de ralentización global, y sin embargo hoy cotiza a valores muy superiores. ¿Por qué?
Evidentemente gran parte de culpa la tiene el renacimiento del precio del crudo especialmente en el pasado 2018, que superó bien la barrera de los 70 dólares por barril, pero hay algo más detrás de esta subida.
En efecto, Repsol lanzó una actualización de su plan estratégico que promete además del aumento de la producción de crudo (en el argot del sector se refiere al negocio “upstream”), una menor dependencia de éste con mayor inversión en el refino y producción de sus derivados (en el argot negocio “downstream”). Además anunciaron la entrada en el sector eléctrico en España, con la compra de Viesgo (Cantabria) y la entrada también en las energías renovables (yo eso lo aplaudo…pero no termino de entender las sinergias entre la generación fotovoltaica y la producción-refino de crudo).
Al margen de consideraciones de imagen (por aquello de la energía verde etc..), lo que sí puedo apreciar es un aumento de la certidumbre en la proyección a largo plazo de sus ingresos dado que lo que veo tras su plan de negocio es una mayor inversión en negocios recurrentes y menor concentración en el negocio “upstream” tradicional, muy expuesto a la volatilidad del precio del barril, especialmente en un entorno global en el que se empieza a hablar de ralentización.
Entiendo que dada su importancia estratégica a nivel mundial, deben haber cientos de analistas y especuladores revisando cada detalle concerniente al mercado del crudo por lo que dudo que se pueda hacer una previsión de su precio futuro y la única fuente de certidumbre que pareciera haber, la OPEP, perdió relevancia con la aparición de países productores no pertenecientes a la organización (y por tanto independientes) y sobre todo con la revolución del “shale oil” o extracción no convencional de crudo (que por ejemplo, convirtió a los USA en país independiente del crudo importado por primera vez en su historia desde la Segunda Guerra Mundial).
Así las cosas, Repsol desarrolló su negocio “downstream”, mucho más estable y predecible. Y según aprecio no lo están haciendo nada mal. Incluyen hasta el punto de venta final o “retail” (las gasolineras) con lo que están presentes en toda la cadena de valor. Esta parte de negocio downstream ha mantenido a la empresa en los tiempos más difíciles y la adicción reciente del negocio eléctrico amplía esta estabilidad. Lógicamente el precio que tiene que pagar es una menor inversión en la exploración y explotación (upstream) lo cual también nos obliga a revisar su resultado futuro.
Al respecto, ellos se defienden declarando 9 años de reservas confirmadas, es decir que pueden mantener su ritmo extractor de crudo más de 9 ejercicios, lo cual se adentra en el largo plazo de certidumbre y deja como única variable, ésta sí inabarcable, la evolución del precio del barril.
Su plan estratégico actual también incorpora el compromiso de retribución al accionista, (y su recompra de acciones el pasado diciembre ratifica dicho compromiso) con un dividendo creciente.
Luego tenemos una empresa que trabaja en toda la cadena de valor del petróleo, que sigue invirtiendo en la parte más predecible, y que además en un intento de mejorar su imagen “limpia”, ha invertido en el estable negocio eléctrico. Todo ello, comprometiéndose a retribuir al accionista con más de 0,9-1 euros por acción anual en los próximos ejercicios.
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