Los mercados financieros occidentales afrontan un nuevo ejercicio en el que factores como la inflación, el crecimiento económico, los tipos de interés y los acontecimientos geopolíticos determinarán el comportamiento de las distintas clases de activos. Así, y tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses, victoria que vino acompañada del control de las dos cámaras del Congreso de EEUU por parte del Partido Republicano, las expectativas de los inversores en materia de inflación, crecimiento económico y tipos de interés fueron revisadas sustancialmente al alza, favoreciendo la evolución en bolsa de los activos que más se benefician de un escenario “reflactario”. Así, los valores de corte cíclico ligados a los precios de las materias primas y la construcción y los que se benefician de unos tipos de interés más altos, como los bancos, han sido los grandes “vencedores”. Por el contrario, los bonos soberanos y los valores de corte defensivo, que compiten con los anteriores al ofrecer elevadas rentabilidades por dividendo, así como los relacionados con el sector inmobiliario, sector muy dependiente del nivel de los tipos de interés a largo plazo, se han quedado claramente rezagados.
La cuestión ahora es si el mencionado escenario de mayor inflación, mayor crecimiento económico y tipos de interés más altos que se maneja para EEUU:
- i) se cumple
- ii) es o no exportable a otras regiones
- iii) puede terminar dañando la precaria recuperación, por ejemplo, de los países de economías emergentes como consecuencia de la fortaleza del dólar.
Así, otra posibilidad es que los inversores se hayan adelantado en exceso a los acontecimientos y que las políticas fiscales expansionistas que pretende implementar la Administración Trump se retrasen en el tiempo o, incluso, no terminen de llevarse a cabo parcialmente o en su totalidad. En principio, el elevado nivel de endeudamiento público de EEUU juega en su contra. De cómo sean el nuevo Gobierno y Congreso estadounidense capaces de “sortear” este problema va a depender el éxito o el fracaso de esta primera “legislatura Trump”.
Por tanto, y dependiendo de si se consolida o no el escenario que han venido descontando los inversores desde la elección de Trump, serán unos u otros activos los que salgan “victoriosos” en 2017.
Por otro lado, y centrándonos en Europa, señalar que los inversores en esta región deberán tener en cuenta, además, otra serie de factores mucho menos predecibles como son los de corte político. En el año que ahora iniciamos están anunciadas las elecciones presidenciales francesas (abril y mayo); las legislativas en este mismo país (junio); las elecciones generales en Holanda (marzo); y las
elecciones federales en Alemania (probablemente en septiembre). Además, y tras el “fallido” referéndum constitucional celebrado a principios del mes de diciembre en Italia, no es descartable que este país anticipe la celebración de las elecciones generales, que en principio estaba prevista para comienzos de 2018. En ello “jugará un papel principal” el cómo supere el actual Gobierno el complejo proceso de reestructuración del sector bancario italiano ya que, dependiendo de cómo se haga, éste tendrá un mayor o menor coste político para el partido socialista italiano, actualmente en el poder. Por último, y en función de cómo progrese el tercer rescate griego, no podemos desdeñar la posibilidad de que la coalición gobernante en Grecia, Syriza, opte por adelantar a 2017 las elecciones, que probablemente pierda, para no tener que afrontar el desgaste político que conllevará sin duda alguna la implementación del mencionado programa de rescate. Si bien el BCE ha asegurado que su programa de compra de activos en los mercados secundarios de deuda seguirá vigente hasta finales de año, lo que debe servir para dar estabilidad a este tipo de activos, la renta variable puede verse negativamente afectada si la amenaza del avance en los distintos países de las fuerzas políticas “populistas”, tanto de extrema izquierda como de extrema derecha –todas ellas contrarias al euro-, termina por hacerse realidad. Por último, y no menos relevante, no nos debemos olvidar del brexit, ya que está previsto que el Gobierno británico, si es capaz de superar todos los obstáculos que está encontrando en el camino, consecuencia de la inexistencia de un Plan B, invoque el Artículo 50 del Tratado de Lisboa tan pronto como a finales de marzo. A partir de entonces el foco de los inversores se centrará en cómo desde ese momento se vayan desarrollando las negociaciones entre el Reino Unido y sus todavía socios de la UE, y si finalmente se dará un brexit “duro”; un brexit “blando”; un brexit “descafeinado”; o no se producirá brexit alguno.
Entendemos que diseñar nuestra cartera de inversión teniendo en cuenta estas amenazas de corte político es muy complicado y puede terminar siendo un error. A pesar de ello, creemos que un escenario político tan complejo no debe ser obviado por completo, por lo que dotaríamos a una parte significativa de nuestra cartera de un carácter defensivo.
Teniendo en cuenta todo lo señalado, y a la hora de diseñar nuestra cartera de renta variable de cara a 2017, aconsejaríamos dedicar una parte relevante de la misma (entre un 30 y un 35% aproximadamente) a valores que salgan favorecidos por el escenario “reflactario” de mayor crecimiento, mayor inflación, tipos de interés más altos y dólar fuerte, tales como bancos, valores ligados a las materias primas, incluidos el petróleo y los metales, y valores a los que beneficie un euro débil. El resto de la cartera lo dedicaríamos a valores de corte más defensivo, generadores de caja recurrente, con visibilidad en resultados y que ofrezcan elevadas rentabilidades por dividendo, así como a posiciones de liquidez, liquidez que nos permitirá a lo largo del ejercicio adaptarnos a los acontecimientos.
Para empezar, y ya centrándonos en la semana que hoy comienza, esperamos que las Bolsas europeas comiencen el año con una sesión de transición, ya que el cierre de algunos de los principales mercados bursátiles internacionales, EEUU, Reino Unido, Australia, China y Japón, entre otros, se traducirá en un notable descenso del volumen de contratación. Por tanto, en una semana en la que la agenda macro retoma cierta intensidad, la jornada de hoy se centrará en Europa y, en concreto, en los índices PMI del sector manufacturero que se publicarán en la Eurozona, y en cada uno de sus países miembros, que nos proporcionarán nuevos datos para valorar la fortaleza con la que cerró la economía de estos países el ejercicio. Señalar que los índices PMI oficiales que se publicaron en China ayer, tanto del sector manufacturero como del no manufacturero, retrocedieron ligeramente respecto al mes anterior pero manteniéndose en terreno expansivo.
Por otro lado, esperamos que el sector bancario siga manteniéndose en el centro de atención de los inversores, después de que el diario británico Financial Times publicase, en un artículo con las predicciones para 2017, que espera que este año otro banco europeo, además del italiano Monte dei Paschi di Siena (MI:BMPS), tenga que ser rescatado debido al alto nivel de “activos tóxicos” y al lento crecimiento de la economía. Entre los candidatos a dicho supuesto rescate se encuentra el español Banco Popular (MC:POP). Esto lastrará posiblemente la evolución de las cotizaciones de los bancos con balances todavía poco saneados. Por su parte, la reestructuración del banco Monte dei Paschi seguirá en el trasfondo de los mercados, mientras, según la información que publica la prensa, el banco parece que se prepara para emitir EUR 15.000 millones de deuda este año con garantía del estado con el fin de restaurar la liquidez y recuperar la confianza de los inversores.
Por todo ello, esperamos que los índices bursátiles europeos abran hoy ligeramente a la baja, aunque sin grandes movimientos, manteniendo la cautela durante una sesión que esperamos sea de transición hasta que mañana (T:9202) vuelvan a estar operativos todos los mercados bursátiles.