Antonio M. era paisano mío. Murió hace mucho tiempo. Siempre se quejó de que su mujer le ponía tomate para almorzar, tomate para comer, tomate para merendar y tomate para cenar, en aplicaciones variadas como pisto, zumo, mermelada, sopa, gazpacho o crudo, tal cual, con un pellizco de sal y trozo de pan. Sufrió mil y un ataques intestinales. Soportó cientos de empachos.
"Un tomate al día me sienta bien, incluso tres. Pero treinta tomates me provocan náuseas y diarreas", me dijo un día.
Recuerdos del pueblo donde nací me trasladan, a veces, muchos años atrás para explicar sucesos de hoy, fenómenos tan complejos como las QE y los planes de compra de bonos por parte de los bancos centrales, de las titulizaciones y otros términos económico-financieros más, que sólo muy pocos entienden. Una QE puede sentar bien a los mercados y a la economía global. Dos QE son muchas y 3 QE resultan contraproducentes. Y quien dicen tomates puede añadir churros, quesitos, carne de membrillo, cigarrillos, puros ¡Y no digamos ya tres, cuatro o muchos vasos más de whisky!
-."Déjate de filosofías y de refranes. Números, números. Quiero más cifras en la página", me vociferó un día uno de los muchos directores con los que he compartido horas de trabajo.
-."Los números de las empresas no sirven para nada, son falsos", le espeté.
Me asesinó con la mirada en medio del Comité de Jefes de Redacción. Poco tiempo después saltó el escándalo de la contabilidad creativa (Enron y otras). El director, que duró poco en su cargo, como tantos otros, miró para otra parte. Muchos años después ¿20? sigo con la misma vocación: tratar de explicar las cosas de la Bolsa sin números, o con los números claros y que se entiendan bien, como los que figuran más abajo. Tratar de mejorar la percepción de los fenómenos económicos, con pocos números y sin estadísticas. Es tarea compleja y, a veces, heterodoxa.
Si este director, en concreto, estuviera leyendo LA CARTA de hoy, quizá el ejemplo de los tomates no le ha sentado bien. O simplemente, no lo ha entendido. Por eso, unos gráficos a continuación, que explican el empacho de las Bolsas con las QE y la falta de medicamentos para cortar las posibles afectaciones cuando comience la marcha atrás:
El siguiente gráfico realizado por SlopeCharts recoge la evolución del S&P 500, de los beneficios corporativos y de la base monetaria. Vemos como la correlación entre estas tres variables es importante.
Podemos sacar varias conclusiones:
- Las subidas del S&P 500 han sobrepasado en la última onda alcista las subidas en los beneficios corporativos.
- La masa monetaria es probable que entre en un proceso lateral, y la divergencia con respecto al indicador de valores es históricamente alta.
- La verticalidad de los ascensos es excesiva tanto en la masa monetaria como en el índice de bolsa.
El siguiente gráfico (vía Doug Short - vice presidente de Advisor Perspectives) refleja el comportamiento del S&P 500 desde los máximos de 2007.
Se puede observar claramente como el mercado repuntó con virulencia durante el periodo de la primera flexibilización cuantitativa (Quantitative Easing o QE1) y en menor medida con la QE2. Entre ambos periodos de subidas, tenemos una corrección propiciada por el fin de la QE1.
La línea roja señala los tipos Fed funds. Tras la caída de Lehman Brothers los tipos fed funds se encuentran cerca de cero y así ha prometido la Fed que se quedarán hasta mediados de 2013.