A comienzos de octubre la bolsa estadounidense acumulaba un retorno cercano al 15%, con el índice S&P 500 alcanzando máximos en torno a los 1.470 puntos. Sin embargo, previo a las elecciones presidenciales, las acciones de Wall Street comenzaron a entregar nuevas señales de debilidad debido a la incertidumbre generada sobre las políticas económicas de cada candidato y su posición sobre el denominado “fiscal Cliff”.
Antes de las elecciones presidenciales de EE.UU., el S&P 500 había fallado en tres oportunidades en superar la barrera psicológica de los 1.470 puntos, definiendo en torno a dicho nivel la formación gráfica denominada “triple techo”.
Una vez conocidos los resultados de las elecciones y la proclamación de Obama para un segundo mandato, las acciones norteamericanas cayeron con fuerza por debajo del soporte clave de los 1.400 puntos, debido a que los inversionistas comenzaron a centrarse en el “fiscal cliff”, alza de impuestos y el recorte de gastos fiscales.
A pesar de que el índice S&P 500 aún mantiene una tendencia alcista de largo plazo, en estos momentos el indicador bursátil muestra fuertes señales de debilidad de corto plazo que podrían gatillar nuevas órdenes de venta llevando al S&P en busca del soporte de largo plazo en torno a los 1.300 puntos, lo que significa una caída cercana al 6%.
El gráfico Weekly del S&P (cierres semanales) muestra una fuerte tendencia alcista que comenzó en abril del 2009 en torno a los 700 puntos y alcanzó máximos en niveles de los 1.470 puntos. Gráficamente, la tendencia mantiene como soporte de largo plazo la zona de los 1.300 puntos, por lo que una caída por debajo de dicho nivel confirmaría el cambio de tendencia de largo plazo gatillando una mayor presión vendedora en el índice.
Los indicadores técnicos muestran fuertes señales de debilidad y un aumento en la presión vendedora, por lo que es posible ver nuevos retrocesos en el corto plazo.