- El impacto del Brexit en las economías.
- La posibilidad de que China lleve a cabo una nueva devaluación de su divisa.
- La política monetaria de la Fed.
- El resultado electoral en Estados Unidos.
- Incertidumbre política en España.
- Intervenciones de Bancos Centrales en el mercado de divisas.
- La amenaza terrorista islámica.
- El auge del populismo y de la extrema derecha en Europa.
Son solo algunos de los retos o problemas a los que se enfrentarán los mercados en los próximos meses, hecho que puede generar incertidumbre y en consecuencia volatilidad.
Ante tal disyuntiva y coyuntura internacional, el inversor ha de tener muy claro qué hacer y fundamentalmente se le abren varias opciones:
* Mantenerse en liquidez a la espera de que se vayan aclarando las cuestiones previamente expuestas.
* Optar por invertir pero al margen de la renta variable. Aunque esta opción cada vez es menos interesante. Los depósitos bancarios apenas ofrecen rentabilidad alguna, los monetarios están ligados estrechamente a los tipos de interés por lo que sus rentabilidades ya sabemos las que son en un escenario de tipos de interés muy bajos (Morningstar comentó que solo el 25% de todos los fondos monetarios que se venden en España en euros consigue generar una rentabilidad superior al 0% en los últimos doce meses).
* Aprovechar para construir una cartera de cara al medio-largo plazo aprovechando la baja cotización de muchas compañías, una cartera de valores sólidos, una cartera equilibrada, no exenta de vaivenes, de toboganes, de volatilidad, pero con la mente clara de que los resultados no son para hoy, sino para mañana.
Y es que es una realidad que nadie puede obviar que en los últimos años asistimos a una intervención monetaria masiva y sin paliativos auspiciada por el BCE, la Fed y el Banco de Japón, algo sin precedentes, nunca visto. Pero también lo es que se advierte un cierto agotamiento en las políticas monetarias y un riesgo de burbuja en los bonos soberanos.