"La Misa de Réquiem en re menor, K. 626, es una obra de Wolfgang Amadeus Mozart basada en los textos latinos para el réquiem, es decir, el acto litúrgico católico celebrado tras el fallecimiento de una persona; se trata de la decimonovena y última misa escrita por Mozart. Mozart murió antes de terminarla, en 1791... Hay músicos, escritores, dramaturgos, plebeyos, analistas, bolsistas y especuladores que van a seguir la misma o peor suerte que el inimitable Mozart. Un grupo nutrido de expertos en el drama y en la agitación, que llevan escribiendo, a su modo, una Misa de Réquiem, pero ni habrá muerto para representarla ni escritor para terminar tan magna obra. La Eurozona es un proyecto universal joven, muy joven. Como si de un adolescente se tratara, deberá conjurar peligros, soportar fiebres altas, incluso procesos víricos que, para los más apresurados, le conducirían a la muerte. Una Eurozona que necesita madurar, corregir el tiro, perfilar su figura: crecer. Mientras, arreglos y desarreglos de todo tipo. Por ejemplo, los sucesivos palos que los alemanes ponen en la rueda, el "nein" por el "nein", el no por el no, y las penurias en el crecimiento, que determinan, en la actualidad, cifras altas de paro y posicionamiento alocado de los movimientos populistas".
Así me habla el analista jefe de un banco de inversión, que facilita dos aspectos en esta dirección:
Jens Weidmann, el presidente del Banco Central de Alemania (Bundesbank), dice que la QE podría conducir a una mutualización de los riesgos a menos que sólo se compren los bonos de los países con el mayor rating o que cada banco central compre sus bonos propios bajo su propio riesgo.
No espera un milagro de la QE ya los efectos se verán suavizados. Dice que los desarrollos actuales no garantizan una respuesta política. Comenta que un objetivo en el balance no es una estrategia monetaria sensata y que no hay una "guerra de trincheras" en el consejo del BCE.
Dice que los mercados deben aprender que no se pueden cumplir todas las expectativas.
Dice que la tasa de inflación alemana podría caer por debajo de cero en los próximos meses debido a los débiles precios del petróleo.
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Chris Williamson, Economista Jefe de Markit señala que en diciembre se ha observado un crecimiento de la actividad total ligeramente más rápido en la zona euro, pero de todos modos el año ha terminado indicando más debilidad que fortaleza, siendo evidente que continúa la alarmante fragilidad en los países principales de Francia y Alemania.
El incremento fue el segundo más reducido que se ha observado durante los últimos doce meses, lo que sugiere que la economía de la zona euro se ha expandido tan sólo a razón de un 0.1% en el cuarto trimestre.
La actividad total está aumentando al ritmo más débil del último año y medio en Alemania mientras que sigue en declive en Francia. Por tanto, la recuperación ha sido impulsada por el resto de la región, donde el crecimiento registró su máxima de los últimos cinco meses para poner fin al mejor año observado en los países periféricos desde 2007.
Entretanto, las presiones inflacionistas han caído, impulsadas a la baja principalmente por la reducción del precio del crudo. Los costes de las firmas apenas han aumentado mientras que los precios de venta siguieron bajando.
Por un lado, la recuperación del índice PMI respalda la opinión de que los estímulos del BCE están comenzando a dar frutos y que se necesita más tiempo para evaluar el impacto de las medidas actuales. Por otro lado, la desalentadora tasa de expansión y especialmente la debilidad evidente en Alemania y Francia darán más fuerza a las solicitudes para que se aprueben estímulos adicionales sin más demora.