BOGOTÁ (Reuters) - La guerrilla colombiana de las FARC anunció el jueves que está lista para comenzar a discutir un alto el fuego bilateral y definitivo con el Gobierno, pero insistió en que la orden de intensificar la ofensiva militar es contradictoria y pone en riesgo la continuidad de la tregua unilateral que declararon en diciembre.
La reacción de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se produjo horas después de que el presidente Juan Manuel Santos afirmara que sus negociadores iniciarán lo más pronto posible en Cuba la discusión con la guerrilla sobre un cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo, un cambio en la posición del mandatario, quien hasta ahora había descartado esa posibilidad.
"Recibimos con beneplácito la declaración del presidente Santos en el sentido de enviar a sus plenipotenciarios a La Habana a discutir inmediatamente el cese bilateral del fuego y a convenir con las FARC la activación de la sub comisión técnica que abordará aspectos nodales del punto 3, fin del conflicto", dijo un comunicado de las FARC.
El mandatario había rechazado la posibilidad de pactar un cese bilateral del fuego con el argumento de que la guerrilla podría sacar ventaja militar y prolongar indefinidamente la negociación.
Sin embargo, el ministro consejero para el postconflicto, derechos humanos y seguridad, general en retiro Oscar Naranjo, aclaró que la decisión del presidente de comenzar a discutir un cese bilateral no significa una orden de suspender los bombardeos ni las acciones ofensivas contra la guerrilla.
"Una decisión de suspensión de bombardeos no se ha dado", afirmó Naranjo, ex director de la Policía Nacional.
El grupo rebelde criticó al Gobierno y sostuvo que "no hay coherencia entre las palabras que exaltan la tregua y aquellas que ordenan arreciar la guerra".
En las negociaciones en Cuba, las partes han logrado acuerdos parciales para dar acceso a la tierra y a la producción a los campesinos pobres, facilitar la transformación de la guerrilla en un partido político y combatir el narcotráfico.
Aún quedan pendiente temas complicados como la compensación a las víctimas, el fin del conflicto y que después los colombianos aprueben los acuerdos en una consulta o un referendo.
El diálogo ha logrado más avances que todos los esfuerzos anteriores para lograr un acuerdo de paz a fin de superar un conflicto que ha dejado más de 200.000 muertos y millones de desplazados en más de medio siglo.
Hasta ahora la negociación ha avanzado en medio de los combates, los bombardeos y los ataques de la insurgencia a las Fuerzas Armadas y la infraestructura económica del país.
Las FARC, que cuentan con unos 8.000 combatientes y son consideradas como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, también dijeron estar listas para la discusión de las salvedades y mecanismos de refrendación.
El grupo guerrillero ha planteado que los acuerdos se aprueben en una Asamblea Nacional, que implica un cambio de la Constitución, a lo que se opone el Gobierno que a cambio propone un referendo o una consulta popular.