Londres, 8 may (EFE).- El desastre del Golfo de México
transformará la industria de explotación petrolera en las
profundidades marinas y hará que se regulen mejor las medidas de
seguridad en las cabezas de pozo.
Así lo señaló el consejero delegado de British Petroleum, Tony
Hayward, en declaraciones al diario Financial Times en la localidad
de Venice (Luisiana, EEUU), desde donde supervisa las labores de
contención de la marea negra.
"Estoy seguro de que cuando repasemos lo ocurrido, pensaremos en
cosas que habría que hacer y la industria seguirá trabajando", dijo
Hayward, que calificó el desastre como "un momento transformador
para la industria petrolera de aguas profundas no sólo en EEUU sino
en todo el mundo".
"No es posible predecir en este momento, en que estamos
respondiendo (al desastre ocurrido) qué transformaciones sufrirá,
pero va a haber cambios y son necesarios", afirmó.
Hayward dijo que entre otras cosas la industria tendrá que
revisar las regulaciones de los mecanismos destinados a prevenir las
explosiones, que fallaron en la plataforma del golfo de México.
El mecanismo, que hay que probar cada dos semanas, lo fue diez
días antes del incidente por Transocean, propietaria de la
plataforma, que dictaminó que todo funcionaba normalmente.
"Va a haber que centrarse en el mecanismo de prevención de
explosiones para determinar por qué falló cuando había estado
sometido a pruebas muy rigurosas", agregó el máximo responsable de
la petrolera británica.
Hayward comparó la relación entre BP y Transocean como la que
existe entre el arquitecto y el constructor: la primera diseñó el
pozo petrolero y la segunda se encargó de construirlo.
"Nosotros tenemos a un par de personas en la plataforma petrolera
para asegurarnos de que se cumplieron nuestras instrucciones, pero
esas personas no son las encargadas de supervisar la seguridad de la
plataforma. Eso es responsabilidad de Transocean", explicó.
El consejero delegado de BP se mostró de acuerdo con el anuncio
del secretario del Interior estadounidense, Ken Salazer, en el
sentido de que el Gobierno de Washington no concedería más licencias
de perforación hasta que se publicas este mes el informe de
seguridad que ha ordenado el presidente Barack Obama. EFE