París, 26 ene (.).- Francia quiere una reforma del mercado europeo de la electricidad para que los precios que se apliquen a los consumidores estén en función de los costes de generación en cada país, de forma que se les repercutan las consecuencias de cada política energética nacional.
Se trata de que "los consumidores paguen la electricidad a un precio similar al costo de producción" en su país, señalaron este miércoles fuentes oficiales francesas, que consideran que eso no tendría que significar una ruptura del mercado único de la energía.
Las fuentes insistieron en que el sistema actual "está obsoleto" porque el precio lo acaba fijando de la última central de gas que se activa para cubrir la demanda, aunque represente una muy pequeña parte de la generación. En Francia el gas supone menos del 5 % de la generación de electricidad.
"No tiene sentido económico ni medioambiental" -indicaron- porque se está obligando al consumidor a pagar a precio de gas la producción descarbonizada, como son las energías renovables o la nuclear, cuando "debería pagar el precio de producción en cada país".
El objetivo sería que los franceses se beneficien de la apuesta de su país por la energía nuclear, teóricamente más barata.
Francia intenta, desde que el pasado verano se hizo sentir de forma marcada el encarecimiento de la electricidad, una reforma en profundidad del mercado europeo de la energía y tiene a España como su principal aliado, aunque la mayor parte de los países se oponen, entre ellos Alemania.
París reconoce que "es un asunto a largo plazo" que no se conseguirá en unos meses ni servirá para afrontar la crisis actual. Pero "es una prioridad" y tiene intención de trabajar "a largo plazo" para que avance, añadieron las fuentes.
El Gobierno francés ha puesto en marcha en los últimos meses, en un contexto político marcado por las elecciones presidenciales que se celebrarán en abril, varios dispositivos para contener el impacto de la escalada de la cotización del gas para los consumidores.
Esos dispositivos, que incluyen en particular una reducción de los impuestos que gravan la electricidad pero también una contención de las tarifas del gas, van a tener un costo de 15.500 millones de euros para las arcas del Estado.
El ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, los considera indispensables porque, como dijo hoy, "el choque gasístico actual es comparable al choque petrolero de 1973".
Si no se hubieran aplicado esas medidas de urgencia, su departamento calcula que un consumidor medio de gas tendría que haber pagado 900 euros más y un consumidor medio de electricidad entre 300 y 350 euros adicionales.
Más allá de las medidas a corto plazo, el Gobierno se está empleando en poner en marcha políticas correctivas de largo plazo, sobre todo la citada reforma del mercado energético europeo, aumentar la independencia energética, sobre todo para depender menos de las importaciones de gas ruso, y apostar por la innovación en el terreno de las baterías de acumulación y en el hidrógeno.
Sobre este último punto, Francia se ha comprometido con un plan de inversión de 7.000 millones de euros para desarrollar el uso del hidrógeno.