Bruselas, 7 may (EFE).- Los jefes de Estado y Gobierno de la zona
del euro celebran esta tarde una reunión extraordinaria en Bruselas
con la que pretenden disipar las persistentes dudas sobre la
viabilidad del plan de ayuda financiera a Grecia y la capacidad de
Europa para evitar un contagio de la crisis.
La cumbre, que comenzará a las 17.00 GMT, consistirá en una cena
de los líderes de los 16 países del euro, que fue convocada por el
presidente, Herman Van Rompuy, el mismo día en que los ministros del
Eurogrupo se pusieron de acuerdo para conceder un inédito paquete de
préstamos bilaterales a Grecia por valor de 80.000 millones de euros
en tres años.
El anuncio del rescate, en el que también participará el Fondo
Monetario Internacional (FMI) con 30.000 millones de euros, no ha
traído la calma a los mercados de valores y de deuda, ni ha detenido
la depreciación de la moneda única europea en los últimos días.
Muchas dudas siguen asaltando a los inversores: que Grecia sea
capaz de aplicar a rajatabla el severísimo plan de austeridad; que
el dinero ofrecido por la zona euro y el FMI sea suficiente; que el
desembolso pueda sufrir algún bloqueo a nivel nacional; y que los
gobiernos de la zona sean capaces de prevenir el contagio a otros
países periféricos como Portugal, Irlanda o España.
La propia supervivencia de la unión monetaria europea ha llegado
a ser puesta en duda por cualificados comentaristas.
En este ambiente, Van Rompuy ha convocado a los socios del euro
para "hacer balance de los procedimientos parlamentarios" de
autorización de los préstamos nacionales "con vistas a cerrar el
conjunto del proceso".
De momento, Eslovaquia es el único de los Dieciséis donde el
trámite nacional de aprobación de préstamo ha tropezado.
El Parlamento alemán votará hoy, por su parte, la ley que
autoriza la concesión del préstamo con garantía estatal.
Van Rompuy también quiere que los líderes examinen "las lecciones
que se derivan para la zona euro".
La presión empieza a hacerse irresistible en favor de un
endurecimiento de las reglas de disciplina fiscal, de un mayor
control y vigilancia por parte de Bruselas sobre las estadísticas y
los presupuestos nacionales, y del establecimiento de un mecanismo
permanente que permita cortar a tiempo las crisis de pagos.
Por otra parte, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la
canciller alemana, Angela Merkel, pidieron ayer que se rompa el casi
monopolio que ejercen las agencias de calificación de riesgos, cuyas
evaluaciones echan a menudo leña al fuego de la especulación y
alimentan el nerviosismo.
Van Rompuy confía en que una vez que los mercados se den cuentan
de la amplitud del apoyo a Grecia cesen los movimientos "totalmente
irracionales" que ha habido en los últimos días contra otros países
de la zona euro, como España o Portugal, víctimas según él de
"rumores infundados". EFE