María Peña
Washington, 27 abr (EFE).- Los ejecutivos de Goldman Sachs, entre
ellos su presidente, Lloyd Blankfein, defendieron hoy las prácticas
de la entidad financiera frente a las acusaciones de líderes del
Senado de EE.UU. de que engañó a sus clientes y logró jugosas
ganancias mientras se desmoronaba el mercado inmobiliario.
Desde el banquillo de los acusados y bajo juramento, los
ejecutivos insistieron durante horas de audiencia ante el Subcomité
Permanente de Investigaciones del Senado en que no incurrieron en
prácticas indebidas y rechazaron haber contribuido a la crisis.
"Cuando los clientes compran, también están comprando un riesgo",
explicó Blankfein, al frente de una compañía con unos 35.000
empleados en el mundo.
"Lo que les vendemos se supone que les ofrece el riesgo que
quieren. No nos buscan para que les demos nuestros puntos de vista",
agregó Blankfein, al defender que la empresa no tiene obligación de
opinar sobre los activos que comercializa.
En su testimonio, ya adelantado previamente a la prensa,
Blankfein negó que la firma hubiera apostado contra el sector
inmobiliario o contra sus clientes antes de la crisis de Wall
Street.
Según Blankfein, durante la crisis de 2007 y 2008, Goldman Sachs
sufrió pérdidas de 1.200 millones de dólares en activos vinculados
con el sector inmobiliario.
La audiencia con ejecutivos de la compañía, pasados y presentes,
fue convocada para analizar el papel de Goldman Sachs en la crisis
financiera, que causó un efecto dominó en el resto de la economía
estadounidense y global.
Otro ejecutivo de Goldman Sachs, Michael Swenson, afirmó que la
empresa no causó la crisis financiera.
"Nosotros no causamos la crisis financiera... y no creo que
hayamos hecho nada malo", dijo Swenson, aunque reconoció que hubo
cosas "que pudimos haber hecho mejor".
Por su parte, Fabrice Tourre, un ejecutivo de Goldman Sachs en el
centro de una demanda por fraude entablada por la Comisión de
Valores de EE.UU. (SEC), dijo estar "entristecido" por el
hundimiento del mercado en 2007 y 2008 pero que su conducta "fue
correcta".
Tourre, de 31 años, lamentó que unos correos electrónicos
divulgados por investigadores del Senado hayan dado una "mala imagen
de la empresa y de mi persona".
Esa correspondencia detallaba algunas transacciones que Tourre
promovió en términos poco halagüeños. En uno de ellos, incluso se
autoproclamaba "el fabuloso Fab".
Daniel Sparks, un ex ejecutivo de la división hipotecaria de
Goldman Sachs, reconoció que las normas de crédito se flexibilizaron
"demasiado" pero tampoco ofreció disculpas.
"Cometimos errores en nuestro negocio, como creo que ocurre en
cualquier negocio, y tomamos algunas malas decisiones
empresariales", admitió Sparks.
Los senadores sostuvieron sus acusaciones de que Goldman Sachs
engañó a los clientes y apostó contra el sector inmobiliario en
medio de una gran crisis.
El senador demócrata Carl Levin, visiblemente molesto, destacó en
varias ocasiones un correo electrónico dirigido a Sparks en el que
se hablaba de "un negocio de mierda", en referencia a un fondo
conocido como "Timberwolf".
Levin intentó acorralar a Sparks sobre inversiones presuntamente
perjudiciales para los clientes de la firma.
"¿Cuántos de esos negocios de mierda continuó vendiendo a sus
clientes? ¿Debería Goldman Sachs seguir vendiendo ese negocio de
mierda?", preguntó Levin a Sparks, repitiendo un vocablo poco usual
en los corredores del Senado.
Antes de la crisis, Goldman Sachs no era un banco conocido entre
los estadounidenses medios porque la empresa no tiene sucursales, ni
emite tarjetas de crédito o préstamos a consumidores, aunque sí
ofrece algunos productos hipotecarios.
La compañía, considerada uno de los gigantes de Wall Street, se
concentra en la compraventa de acciones y servicios de asesoría y
financiación a empresas, Gobiernos, diversos fondos de pensión, y
otras instituciones de inversiones.
Pero, tras el colapso financiero de 2008, Goldman Sachs ha dado
alas a los esfuerzos en el Congreso por reformar el sistema y evitar
crisis futuras.
En la audiencia se escuchaban murmullos del público, y ya antes
de que comenzara, dos personas gritaron "¡Goldman Sachs son un
puñado de ladrones!" y "queremos empleos y no rescates para estos
sinvergüenzas". EFE
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