Francisco Luis Pérez
Taipei, 6 oct (EFE).- La economía taiwanesa se enfrenta a una
encrucijada ante la persistencia de la crisis debida a su fuerte
dependencia de la exportación de alta tecnología, con marcas
históricas de desempleo y un inusual pronóstico de crecimiento
negativo del 3,56 por ciento.
La exportación, que ocupa más del 70 por ciento del Producto
Nacional Bruto, se contraerá el 10,70 por ciento en 2009 y la tasa
de desempleo alcanzó el 6,01 por ciento en septiembre, informó el
Instituto Económico Chung-Hua en un informe difundido hoy.
La isla se encuentra en una encrucijada económica, tanto en su
búsqueda de una inserción beneficiosa en la economía china como en
la orientación de su desarrollo, en especial el del sector de alta
tecnología.
Los éxitos en la manufactura informática, electrónica y de
telecomunicaciones, donde la isla es la primera en sectores como los
ordenadores portátiles, no han servido de mucho ante la crisis
financiera mundial, al contraerse la demanda de esos productos.
El Ministerio de Economía isleño predice que para el 2010 la alta
tecnología ocupará el 50 por ciento del producto industrial total y
el 95 por ciento de su manufactura está destinado a la exportación.
El Gobierno isleño está empeñado en diversificar la estructura
productiva de la isla, dando prioridad a las energías renovables,
diodos emisores de luz, biotecnología, agricultura de alta calidad y
otros sectores, pero también es imperativo el rescate de la alta
tecnología.
El Gobierno taiwanés ha desembolsado decenas de millones de
dólares para la creación de Taiwan Memory, una empresa que busca
rescatar el sector de la memoria DRAM con la inyección de tecnología
extranjera.
Taiwán también está impulsando el sector de los paneles de
cristal líquido, donde AU Optronics y Chimei están entre las
primeras empresas mundiales, pero hasta la fecha no se ve el final
del túnel y las ganancias se han evaporado.
El poderío isleño en el montaje de productos para empresas
internacionales (OEM), con éxitos mundiales como Hon Hai (Foxconn),
primer fabricante mundial de portátiles y consolas de juego, no
reporta mucho dinero, debido a la erosión de los márgenes de
ganancias.
El Gobierno lleva años intentando que las empresas isleñas den el
salto de ensambladoras a diseñadoras y de allí a producir con sus
propias marcas, con éxitos tales como Acer, Asus, HTC y otros.
La isla tiene demasiados competidores dentro de sus límites y sus
empresas suelen tener menor tamaño que las de Corea del Sur, lo que
también indica la necesidad de la consolidación.
El rápido avance de China, con inyecciones de tecnología japonesa
y coreana, también supone un desafío para Taiwán, que ve como su
ventaja tecnológica se erosiona con el paso del tiempo.
El Gobierno ha optado por la integración económica con China, por
medio de la futura firma de un Acuerdo Marco de Cooperación
Económica, similar a un acuerdo de libre comercio, con la esperanza
de que las empresas isleñas penetren en el mercado chino.
Hasta ahora, los empresarios taiwaneses han utilizado a China
como un soporte para su manufactura, estableciendo fábricas con el
fin de reducir costos, y la isla ha invertido allí más de 100.000
millones de dólares.
Las actuales restricciones a las inversiones isleñas en China en
sectores de alta tecnología están siendo revisadas, lo que supone
una oportunidad y un desafío, ya que reforzará la competitividad
mundial pero puede provocar pérdidas de puestos de trabajo.
Un tercio de los taiwaneses, según repetidos sondeos, teme que
Pekín utilice la integración económica para controlar políticamente
a la isla, y tienen serias reticencias ante la intensificación de
los contactos económicos.
El Gobierno, por su parte, asegura que sin la integración con
China la isla perderá su competitividad internacional y quedará
marginada, y los empresarios temen que sus ventajas tecnológicas se
pierdan cuando se materialicen los planes de Sharp de Japón y de LG
Display de Corea de entrar en China.
El derrotero que tome la economía taiwanesa afectará a todo el
mundo, ya que la isla es uno de los eslabones más importantes en la
cadena mundial de producción de alta tecnología y ha contribuido a
reducir notablemente el precio de muchos productos. EFE