Eduardo Davis
Brasilia, 13 dic (EFE).- El escándalo de corrupción descubierto en la estatal Petrobras y la caída del precio del crudo han puesto a la empresa brasileña contra la pared y siembran dudas sobre sus ambiciosos proyectos en las aguas profundas del llamado presal.
Petrobras, la mayor empresa del país y responsable por sí sola por cerca del 13 % del producto interno bruto (PIB) brasileño, está en el centro de una profunda investigación de la policía, que ha detectado una vasta red de corrupción enquistada en la empresa desde hace al menos una década.
El escándalo salpica a partidos políticos de la base de apoyo a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, pero también de la oposición e incluso a importantes empresas del país, que obtenían contratos con la petrolera a cambio de millonarios sobornos.
Según calcula hasta ahora la policía, el dinero desviado de la petrolera en los últimos diez años podría llegar a la suma de 10.000 millones de reales (cerca de 3.850 millones de dólares).
El asunto ha llevado a la cárcel a dos exdirectores de Petrobras, y a una decena de directivos de empresas relacionadas con la trama, algunos de los cuales han revelado detalles de cómo operaba la mafia a fin de negociar una reducción de las penas que les esperan.
Más allá de eso, el escándalo ha impactado directamente en la imagen de la empresa, que este viernes postergó por segunda vez la divulgación de sus resultados financieros correspondientes al tercer trimestre de este año.
La compañía explicó en un comunicado que ese nuevo aplazamiento responde a la necesidad de dar más tiempo a los auditores externos que ha contratado para determinar si los desvíos descubiertos en los últimos meses afectaron sus finanzas.
Según expertos del mercado financiero, la incertidumbre respecto a los resultados pudiera llevar a las agencias de calificación de riesgo a rebajar la nota de Petrobras, lo cual encarecería y hasta le dificultaría la obtención de créditos externos necesarios para sus operaciones futuras.
La propia empresa ha admitido que su deuda líquida es actualmente de 261.445 millones de reales (unos 98.658 millones de dólares), una suma muy superior a su actual valor de mercado, calculado en 179.500 millones de reales (67.735 millones de dólares).
Para complicar aún más la situación, las acciones de Petrobras, que cotizan en las bolsas de Sao Paulo, Nueva York, Madrid y Buenos Aires, han sufrido un derrumbe constante en esos mercados a medida que crecen las dudas sembradas por el escándalo de corrupción.
Este viernes, en la plaza paulista, los títulos de la empresa cayeron un 6,56 % y cerraron a 11,36 reales (4,28 dólares), su menor valor desde agosto de 2005.
El analista Felipe Miranda, de la firma Empiricus Research, dijo al portal G1 que las acciones de la estatal pueden sufrir aún más por la corrupción, pero también porque "el precio del petróleo cae y eso crea un ambiente de estrangulamiento financiero en el sector".
Los precios del crudo en los mercados internacionales están en caída libre desde el pasado septiembre por los excesos de oferta y este viernes alcanzaron sus valores más bajos en cinco años.
Según expertos, la situación interna de Petrobras y la tendencia a la baja de los precios del petróleo impondrán más dificultades a la obtención de los créditos que la empresa necesita para avanzar en la explotación del presal.
Con ese nombre se conoce a una gigantesca reserva descubierta en aguas profundas del océano Atlántico, en la que Brasil apuesta para convertirse en uno de los grandes exportadores de crudo del mundo.
La explotación de esos yacimientos requiere de multimillonarias inversiones, pues están a profundidades de hasta 7.000 metros y por debajo de capas de sedimentos salinos a altas temperaturas y de hasta dos kilómetros de espesor.
Según cálculos de expertos del sector citados por el diario Valor Económico, aunque no confirmados por el Gobierno ni por Petrobras, si el barril del petróleo Brent, referencia para el presal, cae por debajo de los 60 dólares, la explotación de esos yacimientos sería casi inviable, debido a los elevados costes de producción.
Este viernes, el precio de ese crudo liviano, que es también la referencia para los países europeos, perdió en el mercado de Londres un 2,88 % y cerró en 61,84 dólares el barril.