Por Naveen Thukral
SINGAPUR, 22 feb (Reuters) - Asolados por unos precios altos y volátiles, los compradores mundiales de trigo están reduciendo sus compras de futuros suministros, aunque ello aumenta su exposición a posibles subidas de precios que acabarían repercutiendo en los consumidores, que ya están teniendo dificultades ante la inflación alimentaria.
Según molineros, analistas y operadores, compradores de los principales importadores de Asia, Oriente Medio y África están realizando las llamadas compras a plazo de suministros para sólo dos o tres meses de su demanda futura, frente a las compras habituales de hasta seis meses.
Normalmente, la subida de los precios de los cereales tarda meses en llegar a los consumidores porque los molineros tienen más oferta y pueden capear la volatilidad. Pero con menos existencias y menos entregas a plazo aseguradas, los consumidores, especialmente en los países más pobres, sentirán más rápidamente el impacto de una subida de precios.
"Los molineros de trigo y los consumidores finales se han vuelto más conservadores en sus compras debido a la volatilidad del mercado", afirma Phin Ziebell, economista especializado en agronegocios del National Australia Bank.
"Los precios en el mercado minorista siguen siendo elevados y la inflación alimentaria es un tema muy serio".
Los futuros del trigo de referencia de Chicago alcanzaron un récord en marzo, después de que Rusia invadiera Ucrania, exportador clave, y de que el mal tiempo en otras regiones productoras redujera la oferta.
Los futuros han bajado un 48% desde su máximo del año pasado, pero los precios físicos del grano siguen altos ante la incertidumbre del suministro en la región del mar Negro y la preocupación por la cosecha en Estados Unidos.
Los envíos de grano desde el mar Negro continúan en virtud de un acuerdo respaldado por las Naciones Unidas, pero ese acuerdo está pendiente de renegociación en las conversaciones que comienzan esta semana y existe la amenaza de que la guerra entre Rusia y Ucrania se recrudezca.
Los precios del trigo ruso se sitúan en torno a los 340 dólares la tonelada, incluido el coste y el flete, para su entrega en el sudeste asiático, frente al trigo rojo duro de invierno estadounidense, que ronda los 390 dólares la tonelada.
Según Ole Houe, director de servicios de asesoramiento de la correduría agrícola IKON Commodities de Sídney, el trigo del mar Negro para Asia solía venderse a unos 260 dólares la tonelada antes de la guerra. Debido a los precios más altos, los compradores no están dispuestos a asumir el riesgo de comprar grano para cubrir necesidades futuras, aunque sí se exponen a precios más altos si se reduce el suministro, dijo.
"Hay mucho trigo disponible procedente del mar Negro y Australia y los precios podrían abaratarse de aquí a tres meses. Pero si Rusia deja de exportar, las cosas cambiarán radicalmente, el trigo podría encarecerse 50 dólares la tonelada. Para los compradores, esperar parece ofrecer una mayor recompensa que tomar posiciones a plazo", afirma Houe.
INVENTARIOS MÁS BAJOS
En cambio, los molineros y otros compradores de trigo están reduciendo sus existencias. Se prevé que los inventarios mundiales de trigo para la campaña agrícola hasta junio de 2023 se reduzcan a 269,34 millones de toneladas, frente a los 276,70 millones de hace un año, lo que supone un segundo descenso anual, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).
"En mi opinión, Turquía, Egipto, China y Corea del Sur serán los países más afectados", dijo un operador alemán de cereales.
Se prevé que las reservas de Egipto, primer importador mundial de trigo, desciendan a 3,4 millones de toneladas a finales de junio, el nivel más bajo de los últimos 18 años, según datos del USDA. Se estima que Indonesia, el segundo mayor comprador, tendrá para entonces menos de dos meses de consumo.
Se calcula que las existencias de India, segundo consumidor mundial de trigo, serán de 12,6 millones de toneladas en junio, menos de la mitad que hace dos años.
Las empresas de comercio de cereales también están reduciendo sus posiciones en el mercado a plazo debido a los riesgos de suministro.
Antes del conflicto, los operadores solían acordar la venta de cargamentos a plazo a los molineros, lo que se conoce como venta en corto, sin el grano físico disponible aún, con la intención de comprar cargamentos más cerca de la fecha de entrega real.
"La mayoría de los operadores compran ahora cargamentos antes de venderlos a los molineros", dijo un operador de una empresa internacional de Singapur. "No estamos dispuestos a ir demasiado cortos como solíamos hacerlo antes".
Los molineros estadounidenses también se han visto desanimados a comprar a plazo, ya que las sequías en las llanuras estadounidenses y en Argentina, junto con las escasas reservas de trigo de invierno, han elevado los precios, dijo un operador de granos con sede en Kansas City.
El USDA proyecta que las existencias de trigo estadounidense caerán a 15,47 millones de toneladas al final de la campaña 2022/23, el nivel más bajo en 15 años.
"Todo lo que está pasando está obligando a la gente a negociar sólo en las posiciones cercanas, más de lo habitual", dijo el operador.
(Información de Naveen Thukral; información adicional de Julie Ingwersen en Chicago y Michael Hogan en Hamburgo; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)