PEKÍN, 20 nov (Reuters) - Las cifras de nuevos casos de coronavirus en China se mantuvieron el domingo cerca de los máximos desde abril, mientras muchas tiendas y restaurantes del distrito más poblado de Pekín cerraban sus puertas y las escuelas de la zona decían que no se impartirían clases durante la próxima semana.
China tiene dificultades contra los brotes de COVID-19 en ciudades de todo el país, incluyendo Cantón y Chongqing, mientras intenta aliviar el impacto de las duras medidas de contención que son un lastre para la economía y están desatando la frustración entre la gente harta de confinamientos, cuarentenas y otras interrupciones.
El domingo, China informó 24.435 nuevos contagios de COVID-19 para el 19 de noviembre, una cifra ligeramente inferior a los 24.473 casos del día anterior, pero cercana a los máximos registrados en abril, cuando Shanghái, la mayor ciudad del país, se vio inmersa en un brote que provocó un confinamiento total de dos meses.
Las autoridades también informaron que un hombre de 87 años de Pekín se convirtió en la primera víctima mortal oficial de COVID-19 desde el 26 de mayo, lo que elevó el número de muertes por coronavirus en China a 5.227.
Aunque las cifras oficiales de contagio son bajas en comparación con los estándares mundiales, China intenta acabar con todas las cadenas de contagio en virtud de una política de cero COVID-19 que la convierte en un país atípico en todo el mundo tras casi tres años de pandemia.
Muchos residentes de Pekín se apresuraron a abastecerse de alimentos y algunos servicios de reparto sufrieron retrasos después de que la ciudad instara a los residentes del distrito de Chaoyang, que alberga a casi 3,5 millones de personas, así como embajadas y torres de oficinas, a permanecer en casa durante el fin de semana.
A los padres de las escuelas internacionales del distrito se les comunicó que las clases serían en línea durante la próxima semana: "Dado que el COVID-19 se ha propagado en múltiples lugares y con complejas cadenas de transmisión, las escuelas del distrito de Chaoyang pasarán a impartir clases online", dijo un aviso.
En virtud de una serie de medidas dadas a conocer este mes, las autoridades sanitarias han tratado de ser más selectivas a la hora de aplicar los frenos relativos al COVID-19, lo que ha despertado esperanzas de los inversores de que se produzca una mayor relajación, pese a que China enfrenta su primer invierno de lucha contra la variante ómicron, altamente transmisible.
China sigue reiterando su compromiso con el cero COVID-19, una política emblemática del presidente Xi Jinping que, según el Gobierno central, salva vidas. Muchos analistas esperan que una flexibilización significativa comience recién en marzo o abril.
Los expertos advierten que la reapertura total requiere un esfuerzo masivo de refuerzo de la vacunación, y también necesitaría un cambio en el mensaje en un país donde el COVID-19 sigue siendo ampliamente temido.
(Reporte de Sophie Yu y Tony Munroe; Editado en español por Javier Leira)