Por Anton Zverev y Andrew Osborn
MOSCÚ, 18 ene (Reuters) - El crítico del Kremlin Alexei Navalny instó el lunes a los rusos a tomar las calles en protesta después de que un juez lo mantuviera en prisión preventiva durante 30 días a pesar de los llamamientos de países occidentales para liberar al político de la oposición.
La ONU y países occidentales habían pedido a Moscú antes del fallo que liberara a Navalny, y algunos países han pedido nuevas sanciones a Rusia, que el lunes les dijo que se metieran en sus propios asuntos.
La decisión de mantenerlo detenido por incumplir las condiciones de una pena de cárcel suspendida y libertad condicional, un día después de que volara a Rusia por primera vez desde que fue envenenado con un agente tóxico el verano pasado, podría ser el preludio de un encarcelamiento de varios años.
El servicio penitenciario de Moscú ha solicitado convertir la sentencia suspendida de tres años y medio por malversación de fondos -que según él es un montaje- en tiempo real de cárcel a principios del mes que viene. También se enfrenta a otros tres casos penales distintos.
Cuando Navalny fue conducido fuera de una comisaría de policía, dijo a sus seguidores que lo único a lo que debían temer era a su propio miedo.
"No tengas miedo, sal a la calle. No salgas por mí, sal por ti mismo y por tu futuro", dijo Navalny en un vídeo publicado en Twitter.
Sus partidarios planean reunirse en todo el país este sábado, y se ha presentado una solicitud a las autoridades de Moscú para una concentración de 10.000 personas a finales de este mes.
Más de 70 partidarios de Navalny y periodistas fueron detenidos en toda Rusia el lunes, según informó el grupo de observación OVD-Info.
Navalny, de 44 años, calificó de ilegal el trato recibido y acusó al presidente Vladimir Putin de tirar el código penal por la ventana debido al miedo.
El Kremlin no respondió a preguntas de Reuters al respecto, pero ha dicho previamente que Navalny debe enfrentarse a la justicia si ha cometido algún delito.
Unos 200 partidarios de Navalny se habían congregado fuera de la comisaría de policía con temperaturas bajo cero.
Cuando se enteraron de la decisión de mantenerlo bajo custodia policial, empezaron a cantar, "¡Vergüenza!" y "Putin dimite!"
Cuatro policías enmascarados detuvieron a Navalny en el control de pasaportes el domingo por la tarde cuando regresaba a Rusia después de haber sido tratado en Alemania por un envenenamiento con el agente nervioso Novichok -según pruebas del ejército alemán-, una versión de los hechos que el Kremlin rechaza.
IMPOSICIÓN DE SANCIONES
Lituania, Letonia y Estonia dijeron que querían que los ministros de asuntos exteriores de la Unión Europea discutieran el lunes las sanciones contra Rusia por detener a Navalny, cuya fundación se especializa en investigaciones sobre presunta corrupción administrativa.
Algunos de los investigados por la fundación han emprendido acciones jurídicas y algunos críticos han reprochado a Navalny en el pasado por adoptar, supuestamente, opiniones excesivamente nacionalistas, algo que él rechaza.
Un aliado de Navalny publicó una lista de ocho empresarios, banqueros, ministros del Gobierno y un periodista apoyado por el Estado que, según Navalny, deberían ser objeto de sanciones de Occidente.
Otro posible objetivo de las eventuales sanciones sería Nord Stream 2, un proyecto de 11.600 millones de dólares para construir un gasoducto de gas natural de Rusia a Alemania. Alemania ha apoyado el proyecto, diciendo que es una empresa comercial, y Steffen Seibert, portavoz de su Gobierno, dijo el lunes que eso no había cambiado.
Los ministros de relaciones exteriores de Alemania, Reino Unido, Francia e Italia habían pedido anteriormente la liberación de Navalny, al igual que la oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas. Jake Sullivan, uno de los principales colaboradores del presidente electo Joe Biden, y el secretario de Estado Mike Pompeo han criticado el arresto.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia rechazó las críticas.
"Respeten el derecho internacional, no invadan la legislación nacional de los Estados soberanos y aborden los problemas de su propio país", escribió en Facebook (NASDAQ:FB) la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zakharova.
El ministro de Relaciones Exteriores Sergei Lavrov dijo que las expresiones de indignación de los países occidentales tenían como objetivo distraer la atención de sus ciudadanos de los problemas internos y que Moscú no se veía afectado por el posible daño a su imagen.
"Probablemente deberíamos pensar en nuestra imagen, pero no somos jovencitas que van a un baile", dijo Lavrov a los periodistas.
(Información adicional de Tom Balmforth, Gabrielle Tétrault-Farber, Alexander Marrow y Alexander Reshetnikov en MOSCÚ y Paul Carrel en BERLIN; escrito por Andrew Osborn; edición de Philippa Fletcher, Timothy Heritage y Howard Goller; traducido por Tomás Cobos)