Después de la crisis, siempre llegan los reproches. Entre las cenizas, se mira al pasado con rencor. Las víctimas y no víctimas de la crisis comienzan a buscar los culpables. Y, en este mundo de polarización política, cada extremo interpreta los hechos a la conveniencia de su causa. En muchos casos, se ve lo que se quiere ver. Y se adopta la narrativa que justifica un ideal. La extrema derecha tiende a defender al individualismo paranoico. La extrema izquierda tiende a defender al estatismo totalitario. ¿Y la postura moderada? ¿Y el centrismo? Bueno, son tiempos difíciles para el centro moderado. La moderación no genera muchos clicks en el mundo de hoy.
Una de las características principales del extremismo es el pensamiento en absolutos. Analicemos, por ejemplo, esta frase: “No tus llaves, no tus monedas”. Aquí tenemos una falacia de equivocación que se utiliza, con frecuencia, por razones propagandistas. En esta frase falaz, se presentan dos conceptos distintos como iguales. Pero, en realidad, no son iguales. En este caso, el concepto “custodia” se coloca como sinónimo del concepto “propiedad”. Pero bien sabemos que custodia no (necesariamente) implica propiedad. He ahí el truco semántico. El engaño manipulador de la frase.
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