Moscú, 5 dic (EFE).- El presidente ruso, Vladímir Putin, dijo hoy que ante los acuciantes problemas económicos que atraviesa el país, presionado por las sanciones de Occidente y la depreciación del rublo, se debe dar mayor libertad a las empresas en lugar de regular más su actividad.
El líder del Kremlin aclaró que el discurso sobre el estado de la nación que pronunció ayer ante el Parlamento en pleno estaba centrado en la economía y dirigido en gran medida a la clase empresarial rusa.
"En las circunstancias actuales no elegimos una regulación añadida, que a menudo resulta ineficaz, aunque sin duda necesaria. Nuestra principal opción es sin duda la libertad de empresa", dijo Putin al reunirse con varios responsables adscritos a su administración, entre ellos el defensor del Empresario.
En un aparente giro de la política económica del Estado, muy esperado por los liberales, Putin tendió la mano a los empresarios rusos, a los que garantizó una política fiscal invariable al menos durante los próximos cuatro años y una menor presión por parte de los distintos órganos de poder.
"Confío en que con la adopción de ese espíritu de libertad empresarial y de los instrumentos correspondientes, podremos dar un paso importante en el desarrollo de la economía nacional", dijo el mandatario ruso.
Putin manifestó también que la amnistía fiscal para el capital que regrese al país, que anunció igualmente en su discurso de ayer, podría ser "una medida eficaz en la lucha contra el refugio de la economía rusa en los paraísos fiscales".
"O lo hacemos con sabiduría, seriedad y contundencia, y lo llevamos hasta las últimas consecuencias, o no conseguiremos resultados", subrayó el presidente ruso.
En su mensaje anual al Parlamento, el líder del Kremlin indicó que "quién legalice sus recursos y propiedades en Rusia, recibirá sólidas garantías de que no será perseguido por distintos órganos estatales, entre ellos las fuerzas del orden, ni se le preguntará por el origen del capital".
Las medidas económicas y fiscales anunciadas por Putin persiguen superar la compleja situación económica de Rusia, a las puertas de una recesión por la caída de los precios del petróleo y las sanciones de Occidente, y con el rublo depreciado en un 50 por ciento desde comienzos del año.