Los mercados anticipan otro incremento de 0.75% en la próxima reunión (Nov 1-2) de la Reserva Federal de los Estados Unidos. O sea, “el prestamista de última instancia”, definitivamente, seguirá subiendo el costo del crédito en sus intentos continuos para reducir la inflación. Una inflación, por cierto, que se ha tornado más resistente y amplia con el tiempo. Pese a los esfuerzos de las autoridades monetarias, aún no se ha visto una reducción significativa. Al parecer, todavía estamos muy temprano en la batalla. Mejor dicho, aún falta mucho camino por recorrer. Los inversores en estos momentos están especulando acerca de la política monetaria durante el primer trimestre del próximo año. La ola optimista actual se la debemos a la suposición de unos incrementos más moderados en el futuro.
Jerome Powell, director de la Reserva Federal (Fed), ha evitado (estratégicamente) revelar demasiado sobre sus decisiones futuras. Se está viviendo una reunión a la vez. Y las decisiones se irán tomando al ritmo de los datos en la medida que vayan llegando. Powell ha insistido en eso hasta la saciedad. Sin embargo, los inversores no pueden evitar los pronósticos. Los pronósticos son inevitables. Los pronósticos son necesarios. El inversor requiere puntos de orientación para poder tomar decisiones. Los pronósticos no son certezas. Pero sí funcionan como una referencia.
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