El año 2019, por un corto tiempo, levantó las expectativas de que las stablecoins provocarían la adopción masiva de criptomonedas. El año 2020, sin embargo, parece estar echando por tierra esas esperanzas con una regulación cada vez más estricta que está presionando a los inversores y a las empresas por igual.
La primera complicación llegó en los primeros 10 días del año. A principios de enero, la histórica Quinta Directiva contra el Lavado de Dinero de la Unión Europea, o 5AMLD, fue firmada como ley. La ley es la última evolución de la respuesta de la UE al escándalo de Panama Papers, en el que una filtración de más de 11 millones de documentos puso al descubierto las opacas redes financieras utilizadas por las personas más ricas y prominentes del mundo para desviar la riqueza al extranjero.
El escándalo financiero que definió la época arrojó luz sobre una característica controvertida de las finanzas internacionales que pronto causaría problemas a los inversores y empresas de todo el mundo: el anonimato.