Hoy tenemos una vida en el plano físico que a muchos les puede parecer corta o larga, dependiendo de cuánto la disfrutemos. Con ella, de vez en cuando, nos metemos en internet y, por supuesto, en alguna red social, pero luego seguimos con nuestros quehaceres físicos. Y luego, he aquí, surge un universo paralelo: léase metaverso. Con él viviremos dos vidas simultáneas, que se mezclan, todos juntos y mezclados. Es una réplica en el plano digital, es decir, una dualidad inclusiva. Que, para ello, necesita, en efecto, acuñar la diversidad y la inclusión.
A nivel mundial, varios factores llevan a comprender la importancia del metaverso y de rendirse paulatinamente a este mundo digital. Uno en particular está relacionado con el impacto social detrás de toda su funcionalidad. Es que ya hemos alcanzado el estatus de una sociedad que aspira a un mundo más igualitario, más inclusivo. Y para favorecer todo esto, el metaverso tiene mucho potencial.
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